"El tiempo por ahí ayuda, pero es una herida que sigue abierta porque en su momento se investigó solamente lo que quisieron y se tapó todo para que no se supiera la verdad". Así explica Mónica Pacheco, su dolor y los cuestionamientos que sigue teniendo sobre la Justicia a 14 años de la desaparición y asesinato -sin esclarecer- de su hermana, la psicóloga María Rosa Pacheco de Balmaceda.
La noche del 2 de junio del 1996, María Rosa desapareció luego de cuidar a su madre en el antiguo Sanatorio Brown. El enigma se hizo más grande, cuando el 22 de julio de ese año hallaron parte de sus huesos en El Villicum, lo que demostraba que la psicóloga había sido asesinada, descuartizada y quemada. La familia y sus amigos relacionaron el crimen con su labor en un área del Ministerio de Educación o en una institución que ayudaba a jóvenes adictos a las drogas. Nunca se llegó a nada por ese lado, y en cambio, Juan José Balmaceda -esposo de María Rosa- y su hermano Jorge pasaron 2 años, 9 meses y 10 días presos acusados del asesinato hasta que un tribunal los absolvió por el beneficio de la duda en septiembre de 1999.
A 14 años, pocas cosas cambiaron con el caso María Rosa. En un año, la causa judicial puede prescribir. Juan José Balmaceda, prefirió no hablar. Mónica Pacheco, la hermana de la psicóloga, dijo: "siempre tengo la esperanza que se sepa la verdad", pero reconoció que es difícil. "La tierra no se traga a las personas, y la Justicia cuando quiere averiguar las cosas las averiguan. En nuestro caso no les importó que haya desaparecido mi hermana. Mejor dicho, no es que no les importó, lo que hicieron es tapar todo para que la verdad no salga a la luz. Después, la Justicia cajoneó los expedientes y a los policías (denunciados por las familias Pacheco y Balmaceda) no se los investigó más. Todo quedó en la nebulosa y nunca más se investigó nada", largó la mujer. También señaló que "seguimos con las mismas hipótesis de siempre y eso nos lleva al poder político, al poder judicial que está casado con la política. Y bueno, algunos intereses grandes que vendrán de Buenos Aires y de acá".
El hijo de la psicóloga fallecida ahora tiene 25 años, y la hija 20. La tía contó que llevan una vida normal, pero "las heridas no cierran y ellos sufren porque no tienen la compañía de su madre". Con respecto a su cuñado, Juan José, aseguró que "nunca dudó de su inocencia" y cada día lo afirma más.