Aquel último abrazo con su hijo menor fue como una despedida para siempre. Carlos Valdez despertó a Ezequiel y le dijo: "Bueno, hijo. Cuidate, que te vaya todo bien. Hace las cosas bien, cuidá a tu familia y al tacho (por su taxi)". Lo apretó fuerte con sus brazos y le dio un beso. Y se alejó diciendo que ya volvía con la camioneta y que los esperaba en la vereda para cargar el equipaje que faltaba.

Pasados unos minutos, sonó el timbre. Ezequiel salió al encuentro de su padre y en eso que abría la puerta, escuchó: "Dame las llaves. Dame las llaves". Ahí nomás se sintieron cuatro disparos y cuando el joven salió vio a su papá malherido. "Yo le decía: Viejo, aguantá. Aguantá. Él me movía la cabeza como diciendome sí, sí", relató su esposa Alicia.

Carlos Valdez, el taxista sanjuanino que ayer en la mañana planeaba venir de vacaciones a su provincia natal, agonizó hasta que murió camino al Hospital Santojanni de Capital Federal, víctima de las balas de unos ladrones que escaparon sin robarle nada.

El crimen del sanjuanino Carlos Roberto Valdez (64) fue titular en todos los medios del país como otro dramático caso de la violencia en Capital Federal. Aquí lo lloraron sus familiares de Rawson y Chimbas, que lo esperaban después de seis de años de ausencia. "Cachito (así lo llamaban) me decía que cuando estuviera acá íbamos a hacer salsas y dulces. Eso le encantaba. Sus hermanas me decían: ya le va a caer la sorpresa, por mi hijo Carlos. Y mire qué sorpresa tuve, la peor", se lamentaba Juana (81), la mamá del taxista asesinado.

Valdez se crió en Villa Krause y hace 40 años estaba radicado en Capital Federal junto a su esposa Alicia Fuentes -también sanjuanina-, con quien tuvo cuatro hijos. "Desde enero que veníamos pensando en ir los dos solos a San Juan. Estábamos ilusionados porque salíamos hoy (por ayer) para allá. Carlos estaba más contento por su camioneta nueva y porque quería ver a la familia y a su mamá", contó Alicia, vía telefónica a DIARIO DE CUYO.

El matrimonio vivía en calle Martiniano Leguizamón al 160, a una cuadra de avenida Rivadavia, en el barrio porteño de Liniers. La noche anterior habían cargado gran parte del equipaje en su nueva Volkswagen Suran. Carlos y Alicia se despertaron como a las 5 de la mañana de ayer para prepararse. El taxista charló con su hijo y lo saludó como si fuera la última vez que lo vería. "Eso me quedó grabado. Le dio muchos consejos, lo abrazó y lo besó en la cocina, como si se estuviera despidiendo para siempre", contó Alicia.

Carlos Valdez salió del departamento y fue a buscar su coche a un garage, a dos cuadras de allí. Cuando regresó, tocó el timbre, esperando que Alicia y su hijo salieran. Ezequiel (20) iba a ayudarlos a cargar las últimas cosas.

Eran las 5:45. Carlos Valdez esperaba en la calle, cuando aparecieron al menos dos delincuentes para robarle su vehículo. Sospechan que él se resistió y le largaron cuatro disparos, dos impactaron en su pecho y otro en una pierna. Los ladrones escaparon y ahí él quedó moribundo, mientras su hijo y su esposa trataron de auxiliarlo. Ellos mismos lo subieron en la Suran y tomaron rumbo al hospital, pero llegó sin vida.