Buenos Aires, 11 de mayo. – Dos suboficiales retirados de la
Policía Federal que transportaban dinero de una cadena de
heladerías, en la que trabajaban como custodios y recaudadores, fueron acribillados a balazos hoy por delincuentes que los sorprendieron para robarles cuando bajaron de su camioneta para tomar un café en un puesto de los bosques del barrio porteño de Palermo.
Durante el hecho, además, resultó herido el comerciante que
servía café, quien al quedar en medio del tiroteo escapó corriendo y fue arrollado por un taxi que pasaba por el lugar, tras lo cual
fue hospitalizado fuera de peligro.
El hecho ocurrió esta mañana cuando el sargento primero Juan
Carlos Rojo y el escribiente Omar Navarrete, ambos retirados de la
policía en 2001 y 2005 respectivamente, se trasladaban en una
camioneta Peugeot Partner blanca en la que hacían el recorrido por las distintas sucursales de la cadena de heladerías "Pérsicco" para juntar la recaudación del fin de semana de los locales y llevarla a las oficinas de la empresa, en Palermo.
Fuentes policiales informaron que a las 8.35 los suboficiales
estacionaron el vehículo en la calle Berro, entre Sarmiento y
Casares, a pocos metros del Jardín Japonés y del Club de Amigos, para tomar un café en un puesto callejero, como lo hacían todos los días.
Los voceros explicaron que los policías caminaron unos 20
metros hasta el puesto y luego de saludar al comerciante, identificado como Paulino Baldeol, de 55 años, fueron sorprendidos por tres hombres que con armas de fuego en mano los amenazaron y les dijeron que se trataba de un asalto.
Según testigos, los sujetos se habían bajado de un automóvil
color celeste, mientras un cómplice se quedaba al volante del
coche, segundos después de que los suboficiales descendieran de la camioneta.
El comisario inspector Sebastián Seggio, jefe del Departamento
Comunicación Social de la Policía Federal, dijo esta mañana ante
los medios de prensa en el lugar que los malhechores "se acercaron a los policías, dijeron que era un asalto, los policías se dieron a conocer e intentaron resistirse y los delincuentes dispararon, provocándole la muerte a los dos".
Al analizar las características violentas del suceso, Seggio
dijo que "no hay ninguna cosa que no sea un robo común en este
hecho, que desgraciadamente le tocó a dos policías. Se trata de un hecho de robo".
Los voceros informaron que uno de los policías recibió cinco
disparos y el otro ocho, mientras que el comerciante escapó en
medio de la balacera, pero al intentar cruzar la calle Berro fue
embestido por un taxi y resultó herido con golpes en todo el cuerpo.
Tras el doble homicidio, los delincuentes corrieron hacia la
camioneta de los policías, rompieron la ventanilla del lado del
acompañante, abrieron la puerta y sustrajeron bolsos con unos 20 mil pesos, tras lo cual escaparon, dejando en el vehículo otros seis mil pesos que estaban en una bolsa en la parte trasera.
Mientras tanto, el vendedor de café fue auxiliado por el mismo
taxista que lo había atropellado, quien cargó a la víctima y la
llevó hasta el hospital Fernández.
Según se explicó, el comerciante quedó internado fuera de
peligro. Tiene un fuerte golpe en la espalda, en un hombro y un corte en la lengua, producto de la caída en el asfalto al momento de ser atropellado.
Andrea, esposa del cafetero, dijo a la prensa en el hospital
que su marido "está bien, fuera de peligro" y aseguró que fue "un
milagro prácticamente" que se haya salvado. También ratificó que
sufrió varias heridas y que "le dolía mucho".
Minutos después del asalto llegaron al lugar efectivos de la
comisaría 23, con jurisdicción en la zona, y personal de Policía
Científica, para buscar rastros y pruebas del caso.
Las fuentes indicaron que en el lugar fueron halladas vainas
servidas de proyectiles calibre nueve milímetros y 3.80.
Más tarde, los investigadores encontraron un automóvil
estacionado a la vuelta de donde ocurrió el asalto, detrás del Club de Amigos, en el cual habrían llegado los asesinos al lugar del hecho para luego bajarse y sorprender a los policías.
Se trata de un Volkswagen Bora color celeste metalizado, donde
fueron halladas una pistola calibre 9 milímetros y otra 3.80 y se
detectaron manchas de sangre, lo que indicaría que al menos uno
de los asaltantes habría resultado herido en el robo resuntamente
al romper el vidrio de la camioneta de los policías.

