Darío Badaracco, el único detenido por el crimen de Araceli Fulles (quien fue asfixiada en 2017 en la localidad bonaerense de José León Suárez), murió luego de recibir golpes y ser quemado con agua caliente por dos compañeros de celda. Estaba en el penal de Sierra Chica y falleció este sábado en el hospital de Olavarría, a donde fue trasladado el pasado 8 de abril, día en que ocurrió el ataque.

Uno de los presos confesó que se trató de un "problemas de presos" y que lo tenían que "arreglar de esta manera", informaron fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense a la agencia Télam. Badaracco tenía el 60% del cuerpo quemado.

Todo ocurrió alrededor de las 17, en la celda 766 del Pabellón 10 de la Unidad 2 de Sierra Chica, donde el presunto asesino estaba alojado con otros dos presos. Los guardias escucharon gritos y vieron que Baradacco era agredido por los compañeros, por lo que ingresaron y detuvieron el ataque.

El hombre tenía heridas por golpes y quemaduras provocadas con agua caliente en distintas partes del cuerpo. Los voceros penitenciarios indicaron que uno de los hombres que lo atacaron estaba detenido por "lesiones leves y violación de domicilio" y el otro por "homicidio".

Badarraco, de 31 años, se encontraba procesado con prisión preventiva por el delito de "homicidio doblemente calificado" de Araceli Fulles, quien tenía 22 años y había sido vista por última vez durante la madrugada del 2 de abril de 2017, en una plaza cercana a su casa. Su cuerpo fue hallado el 27 del mismo mes debajo de unos escombros en el patio de la casa de Badaracco, en José León Suárez, partido de San Martín.

La autopsia determinó que la joven murió por "asfixia mecánica" por "estrangulamiento a lazo" con un elemento compatible con precintos plásticos. Badaracco declaró tres veces como testigo antes de ser imputado y se mantuvo prófugo un día, hasta que la noche del 28 de abril fue detenido detrás de la villa 1-11-14 del Bajo Flores porteño.