Habían pasado unos minutos de las once de la noche del martes, cuando personal del Grupo de Acción Rápida del municipio de Angaco le golpeó la puerta al encargado de la finca Varela, pidiéndole permiso para entrar a controlar un incendio. Cinco horas después, bomberos del Cuartel Central con apoyo de esos municipales le ponían fin a esas llamas que, de todos modos, habían alcanzado a destruir unas 2 hectáreas de olivos que el mismo encargado, Patricio Pinto, había plantado 12 años atrás. Para ese momento ya estaba instalada la sospecha de que alguien anduvo por la zona prendiéndole fuego a las fincas, porque primero actuaron en Aguilera y Belgrano. Después en Plumerillo y Belgrano, donde alcanzaron a quemarse parte de unos parrales. Y finalmente en la finca Varela situada en calle El Bosque, unos 400 metros al Este de Olivera, en Angaco.

"Hace como dos o tres semanas le prendieron fuego al cañaveral del frente, pero se pudo controlar. Ahora se metieron más adentro y quemaron los pastizales de los olivos. Fue justo a la hora que llegó el viento", dijo Pinto.

Fuentes del sector olivícola aseguraron que si hoy el dueño de la finca decidiera reiniciar el cultivo, debería gastarse al menos 5.000 dólares por hectárea. También dijeron que la producción de los olivos quemados pudo alcanzar los 10.000 kg, que valían unos $300.000. El caso es investigado en la seccional 20ma.