El caso de Candela Rodríguez, la niña de 11 años que fue secuestrada una tarde de agosto en la esquina de su casa, en el partido bonaerense de Hurlingan, abrió la puerta a la sociedad para conocer una drástica manera de cobrarse deudas y venganzas: con los chicos. Con todo un futuro por delante, la niña que movilizó a todo un país durante una semana, tuvo un final fatal al ser hallada sin vida, por dos mujeres, dentro de una bolsa en pastizales del mismo partido. Por la causa se imputaron varias personas, que son los señalados por la justicia como los responsables de haberle causado la muerte a la pequeña. La causa sigue abierta. Después de Candela vino Tomás Dameno Santillán, el niño de 9 años asesinado en Lincoln, crimen por el que está acusado, Adalberto Cuello, su ex padrastro. Tomás, desapareció el día de su cumpleaños y fue encontrado sin vida, dos días después en un sembradío de soja. Al único imputado por el crimen, los peritos encontraron restos de ADN en su vehículo, con el que Cuello, habría trasladado al niño hasta el lugar en el que le quitó la vida. Otro de las víctimas de este años fue Gastón Bustamante, el chico de Miramar que apareció ahorcado el 21 de noviembre con una media de nylon cuando alguien entró a robar a su casa y lo sorprendió de casualidad. El señalado en esta causa es Julián Ramón, novio de la hermana de la víctima. Más allá de cada historia familiar y circunstancias, estas noticias expusieron que matar niños es una forma alternativa de femicidio, porque se usa a los menores para atacar a sus madres. En el caso de Tomás se vio claramente. Tras su muerte se supo que otros 16 chicos habían muerto en todo el país en episodios similares. El tema Candela, trajo además otro sinsabor: tras la angustiosa espera de la aparición de una nena secuestrada, que podía ser cualquiera, su caso se convirtió en la certeza de que la mafia entre delincuentes ha perdido los códigos. Los conmovedores crímenes de niños se mezclaron con la seguidilla de ataques a mujeres que mostraron una triste estadística: en la Argentina matan a una mujer cada 28 horas, solo en los diez primeros meses del año, según un informe realizado por la ONG, La Casa del Encuentro, asesinaron a 237 mujeres. Esos ataques, tuvieron su máxima expresión con el cuádruple crimen de La Plata: allí, al parecer por celos, fueron acuchilladas y apaleadas una joven, junto su madre, su hija y una amiga. Casualidad o no, ese caso sucedido en La Plata en la noche del 28 de noviembre trajo irremediablemente a la memoria la matanza que protagonizó el odontólogo Ricardo Barreda, quien este año, tras una serie de tiras y aflojes judiciales, recuperó la libertad porque se entendió que su condena a perpetua estaba cumplida.