La primera información policial señalaba que presentaba politraumatismo, pero nada decía que la anciana tenía varias costillas fracturadas y una seria hemorragia en la zona toráxica abdominal. Entonces, lo que se creía que eran sólo golpes que no revestían peligro, resultaron ser graves heridas que finalmente le costaron la vida a la abuela de 76 años que el domingo último viajaba en el asiento trasero de se auto que fue chocado por otro vehículo en un cruce de calle de Santa Lucía y que acabó dentro de un desagüe.

Así, el accidente ocurrido alrededor de las 18 del domingo, tuvo un desenlace fatal pasadas las 22 de ese día con el deceso de Elvira Adriana Riveros (76) en el Hospital Rawson, confirmaron fuentes policiales. La mujer fue operada y pasó a Terapia Intensiva, pero no pudieron salvarla.

La anciana iba de acompañante junto a su hija, Nora Torres (52), en el auto Fiat Duna conducido por su yerno Luis Roque Taillant (60) cuando se registró el siniestro.

El matrimonio, que vive en Santa Lucía, esa mañana había pasado a buscar a la abuela por su casa en Rawson y juntos fueron a almorzar a San Ceferino, en San Martín. ‘Después nos fuimos a Angaco. Mi suegra nació ahí y tenía ganas ver cómo está el lugar donde se crió. Andábamos dando una vuelta en el auto, nada más, y miren en qué terminó’, relató Taillant. El paseo duró un rato, posteriormente retornaron en el Duna por calle Rodríguez y luego por Benavidez. Taillant tomó hacia el Oeste por esa avenida y al llegar a calle Aconcagua, frente al camping de la Colonia Richet Zapata, se cruzó de carril para girar a la izquierda y encarar rumbo al Sur por esa calle. ‘Yo iba doblando, cuando apareció de repente ese auto que venía frenando y nos chocó’, explicó el conductor, en referencia al Fiat Siena guiado por Pedro Pena (52), circulaba por la misma Benavídez, pero en dirección al Este, informó la Policía. Este último coche impactó contra el costado trasero del Fiat Duna, que dio un trompo y se precipitó a un desagüe. ‘Todos teníamos puestos los cinturones. Mi señora y yo pudimos salir por nuestros propios medios. A mi suegra la acomodamos en el asiento trasero hasta que llegaron los bomberos y la sacaron. Ella me decía que le dolía la espalda y le vi sangre en la boca, pero jamás pensamos que se iba a poner tan mal’, relató Taillant. De todos ellos, la que peor estaba era la anciana que sufrió fracturas y heridas internas que, al final, le costaron la vida.