Sus vidas eran las de cualquier adolescente 2.0. Estudiantes, con ganas de salir, amigos por todos lados y una publicación constante de fotos y videos en las redes. Él a punto de cumplir 21 años tenía un proyecto: mudarse de la casa de sus padres para vivir en Paraná e iniciar la carrera Administración de Empresas. Ella, con 19, estudiaba abogacía. Todo eso pasó a la historia en medio de una madrugada, para dar lugar a la tragedia.

Su familia no lo esperaba, pero el rostro de Nahir Galarza copó las portadas y portales del país. Su juventud, su rostro angelical, su mirada profunda y penetrante y su gesto adusto captaron la atención. Ella confesó haber matado con dos disparos a su novio, Fernando Pastorizzo en un descampado de Gualeguaychú. El crimen generó conmoción, especulaciones y curiosidad. Y pasó rápidamente a trascender como el “caso Nahir Galarza”. Este martes, la Justicia definirá su futuro.

Se habían conocido en 2014, cuando ella cumplió 15 años. Sus padres le organizaron una fiesta enorme, en un salón tan grande que sus amigos no eran suficientes. Entonces, tuvo una idea, pedirles a sus conocidos que llevaran más gente. Entre esos invitados extras llegó Fernando, un chico extrovertido, gracioso y centro de su grupo de amigos a quien sus conocidos llamaban Perry.

Ambos cruzaron sus miradas, bailaron y se divirtieron. Aunque él estaba saliendo con una chica, la conexión fue fuerte. Pronto volvieron a encontrarse en algunos boliches y el vínculo fue creciendo. Ella reconoció que fue con Fernando con quien tuvo relaciones sexuales por primera vez y a partir de ese momento, los encuentros entre ambos se sucedieron una y otra vez.

El lazo se afianzó tanto que en febrero de 2016, el joven viajó a Brasil junto a Nahir, sus padres y su hermano menor para pasar las vacaciones. Compartieron días de playa y noches de fiesta.

Pero no todo era color de rosas. Los celos y reclamos fueron transformando su historia en una relación tóxica. "Te vas a comer a un montón", le escribió él en junio del 2015. "Nahir yo te quiero de verdad", dijo al mes siguiente. "Nahir te necesito conmigo, perdón", agregó seis minutos más tarde. "Atendeme por favor", le pidió en diciembre del mismo año.

Cuando los investigadores analizaron el teléfono de la chica había 104 mensajes entre ella y Fernando. Era el contacto con el que más se había comunicado en el último año. Aun así, ella aseguró después del crimen que “no éramos novios. Nunca lo fuimos. No conozco a sus papás y tampoco salgo con sus amigos. Sólo nos veíamos de madrugada para tener sexo”.

Si bien Fernando era el único chico que Nahir llevaba a su casa, mantenía algunas relaciones informales en paralelo. Sol Martínez, quien fue amiga de ella, mencionó a un joven llamado Joaquín, a otro llamado Rafael y hasta habló de un romance con un profesor de la facultad.

Según declaró Nahir, para ese entonces, Fernando ya se mostraba de otro modo, no se preocupaba por ella e incluso llegó a golpearla. Sin embargo, los amigos del joven aseguran que era ella quien hostigaba a su pareja.

El entorno de Fernando le aconsejaba alejarse de la joven. Sus amigos le decían que ella le hacía mal, que lo veían triste y les preocupaba que intentara alejarlo de su entorno. Entonces, él, decidió tomar otro camino: dejar de mencionarla. Incluso, ponía en silencio su teléfono cuando estaba con ellos, para evitar que supieran que lo llamaba constantemente.

Tres meses del crimen, se sacararon la última foto juntos que hicieron pública. Estaban en la casa de ella.

Cuatro días antes del terrible desenlace la tensión creció. Ambos coincidieron en el boliche Bikini, a dos cuadras de la casa de los Galarza, estaban cada uno con sus amigos. Antes de salir, Nahir le había mostrado a Sol moretones que supuestamente le había causado Fernando.

Al encontrarse, Nahir y Fernando empezaron a discutir y la amiga de ella intercedió y golpeó en el ojo al chico. “No le pegués nunca más a una mujer”, le dijo. En ese momento, él se puso a llorar. “Me dijo que él nunca le había pegado a una mujer y que no lo haría porque había vivido episodios de violencia de chico”, confió después la joven.

Sin embargo, el momento clave fue la Nochebuena de 2017. A la salida de un boliche, Nahir y Fernando discutieron, intercambiaron insultos y terminaron a los golpes. Él se desahogó en Twitter: "Esta loca, enferma de la cabeza, nunca me va a dejar tranquilo. LPM".

Cinco días más tarde, cuando paseaban en moto por la calle General Paz al 300, volvieron a pelear, pero esa vez el resultado fue fatal. Ese día (según el relato de la joven durante el juicio), Nahir fue a la casa de Fernando en remís para buscar un cargador de celular que se había dejado. Volvieron a la casa de ella y tuvieron sexo. Después iniciaron una pelea y, según ella, él agarró el arma de su padre (quien es policía) de arriba de la heladera la apuntó y le dijo que iba a matar a alguien si ella gritaba.

Ambos se subieron a la moto y salieron sin rumbo. Él iba rápido. Ella le sacó el arma y él freno. Ella oyó el primer disparo y se cayeron. Nahir se puso de pie y oyó el segundo disparo. “Fueron dos segundos, tenía la menta en blanco”, contó.

Ella misma declaró que no lo ayudó, no lo levantó, no llamó a la Policía ni alertó a nadie para que lo ayudara. Se fue caminando a su casa, dejó el arma sobre la heladera nuevamente y se encerró en su habitación.

Alrededor de las 5:30, Fernando fue encontrado por un remisero tirado en la calle junto a su moto, herido de dos tiros. Minutos más tarde, Nahirrecibió el llamado de la madre del joven, quien le decía que el joven había muerto. “Se me paró el corazón”, contó ella.

Esa mañana, Nahir publicó una historia de Instagram donde despedía a Fernando: “5 años juntos, peleando, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor. Te amo para siempre, mi ángel”.

* DATOS: notas periodísticas de El Día, La Nación, Infobae, BigBangNews, TN y testimonios realizados durante el juicio.