Sabrina Elizabeth Zafra (28) rompió el silencio y dio su versión, por primera vez, desde que su octavo hijo muriera ahogado en la mochila del inodoro de la casa que alquilaba con su pareja y sus restantes 7 hijos en calle Lavalle, Trinidad, Capital. Sobre ese crimen, cometido cinco minutos después de que la criatura comenzara a respirar, el 20 de septiembre pasado, la joven no dudó en dejar a Sosa como principal implicado en la maniobra homicida, dijeron fuentes judiciales.
Sosa, en cambio, había declarado que ella le ocultó el embarazo, que aquella noche llamó a la ambulancia y acompañó a su mujer hasta el hospital pensando que llevaba en su vientre al bebé. Y que recién descubrió el cadáver de la criatura sumergido en el agua, al otro día, al volver a su casa y querer usar el baño.
¿Qué dijo Zafra? Asistida por el defensor Horacio Merino, dijo que nunca ocultó su embarazo y no se hizo controles porque su concubino no la dejaba salir. Que él, indirectamente, le hizo saber que no quería tener al bebé al decirle que se iría de la casa con los niños si se volvía a quedar embarazada. Que ella se cuidaba y compraba pastillas cuando podía, pero que su pareja no y la forzaba a tener relaciones, incluso embarazada. Supone -dijo- que la engaña con otra mujer y que por eso se resistía a tener a otro hijo o le ordenaba no salir de la casa. Que tres de sus hijos tienen su apellido porque él no quiso reconocerlos.
También declaró que tuvo otros partos sin asistencia médica.
Sobre el momento crucial del nacimiento y posterior homicidio, la mujer intentó desligarse con argumentos que dejaron algunas dudas. Dijo que esa noche fue al baño y sintió que algo le cayó de golpe. Que al ver a su hijo con placenta y todo llamó a su concubino, y entonces él lo levantó y le dijo a ella que se limpiara. Que empezó a higienizarse en la ducha y se desmayó. Y que cuando despertó, shockeada, estaba semidesnuda, sentada en el comedor, donde su hija mayor le acercó ropa y la ayudó a vestirse. Que supuso que su bebé estaba bien, pero en ese punto dejó algunas dudas sobre su supuesta actitud, porque reconoció que no preguntó dónde y cómo estaba la criatura.
A pesar de su versión, la juez de Instrucción María Inés Rosselot le imputó a Zafra homicidio agravado por el vínculo, igual que a su concubino Sosa. Por ese delito sólo cabe el mayor castigo: prisión o reclusión perpetua.

