Ya en el 2004, cuando cayó por tenencia de drogas, no se sabía su edad y si realmente se llamaba Matías Carlos y si su apellido era Brizuela o Farías. Tampoco se supo con certeza cuando lo condenaron, un año después, a 3 años de prisión en suspenso por tener y facilitar estupefacientes gratuitamente a otros, aunque en la planilla prontuarial quedó registrado como Matías Carlos Brizuela. Ayer el misterio se prolongó porque aún no tiene un DNI, pero lo que quedó totalmente definido para la fiscal subrogante Silvina Godoy de Susso y para el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de San Juan, es que aquel sospechoso es el mismo que terminaron de juzgar ayer, aunque ahora le impusieron 5 años de cárcel por vender drogas en la casa de su mamá en Rawson. Y como nadie puede cumplir dos condenas simultáneas, los jueces unificaron ambos castigos en uno de 6 años de cárcel.
Eso sí, los jueces Carlos Parra, Juan Carlos Turcumán y Hugo Echegaray, aceptaron el pedido de la fiscalía para que se ordene a los responsables del Servicio Penitenciario, terminar los trámites ya iniciados para el DNI de ese sujeto, conocido como "El Chacha" o Matías. El tribunal también ordenó a los penitenciarios gestionarle un tratamiento de rehabilitación por su adicción a las drogas, "por el tiempo que sea necesario".
Farías por parte de madre (sería su apellido real) o Brizuela por parte de padre (quizá usado para esquivar conflictos con la ley), volvió a tener problemas el 4 de noviembre pasado, cuando un sujeto dejó a un policía federal en la sede de la delegación local, un sobre en el que exponía el serio problema vecinal que representaba "El Chacha" con la venta de drogas, sobre todo a menores.
Ese mismo día los policías se fueron a la calle Brasil del barrio Congreso en Rawson, pidieron permiso en una iglesia evangélica frente a la casa de la madre del sospechoso y grabaron videos de la venta a varias personas. También supieron que el sujeto vendía allí, pero pasaba las noches en la casa de su suegra, situada a unas cuadras en el barrio 4 de Junio.
El 7 de junio, allanaron ambos domicilios. En la casa de la madre hallaron 25 porros, otro envoltorio con marihuana (en total unos 46 gramos), 11 pastillas y billetes de baja denominación. En tanto que en la casa de su suegra encontraron otros 178 gramos de la misma hierba, una licuadora, una balanza y unos $300. Ese mismo día también apresaron a un chico que fue a comprarle un porro.
Por eso ayer la fiscal pidió aplicarle a Matías Brizuela o Farías (lo dejó explícito en su alegato) el agravante que aumenta el mínimo de la pena por vender droga a menores, pero no tuvo eco en el Tribunal. Los jueces tampoco hicieron lugar al pedido de absolución del defensor Ricardo Moine, o sus planteos de nulidad -entre otros motivos- porque aquel día no se dejó a los testigos ver lo que secuestraban los policías.