“Yo soy el oficial de servicio, no pasa nada, perro”. Según los colegas del oficial subinspector Leonardo David Escobar, esa fue la respuesta que recibieron a eso de las 23,40 del 11 de julio de 2022, cuando le pidieron explicar por qué no se ajustaba al procedimiento y, en lugar de entregarlo a un familiar, dejaba preso a ese menor (tenía 16 años), que había tenido la osadía de meterse a la seccional 34ta para robar los cascos de dos policías que habían terminado su turno y pretendían volver a su casa en sus motos. Y no sólo eso, esos mismos uniformados atestiguaron también que el propio Escobar les indicó ponerse de acuerdo en decir que ese chico había sido golpeado durante una pelea en el “barrio Cuyo” y allí lo habían apresado por disturbios.

Nunca sospechó que la madre de ese adolescente con problemas de adicción a las drogas denunciaría por “apremios” a los policías luego de que el menor se descompensara y tuviera que llevarlo a un hospital. Y tampoco que esa denuncia sería conocida enseguida por el jefe de la seccional 34ta, quien llegó al otro día y se topó con la versión del falso disturbio de boca del propio Escobar.

La abundancia de prueba llevó al oficial y a su Defensa Oficial (ayer representada por Lucas Quiroga) a acordar un juicio abreviado con el fiscal coordinador Francisco Micheltorena y el ayudante fiscal César Recio (UFI de Delitos Especiales), que ayer se realizó y terminó con una condena de 1 año en suspenso y 2 años de inhabilitación para ejercer cargos públicos, tal como anticipó este diario. Ese castigo lo impuso la jueza Verónica Chicón, por los delitos de privación ilegítima de la libertad, abuso de autoridad e incumplimiento de sus deberes de funcionario público, porque la situación ameritaba que hiciera un sumario, le avisara a un juez y concretara otras medidas, pero nada de eso ocurrió.

VERSIÓN FRUSTRADA

La versión que intentó sembrar Escobar no tardó en ser derribada. Porque su jefe, al llegar al otro día, se fue a la sala de sumario donde se podían ver los videos de las cámaras de seguridad. Y allí estaba todo. La hora en que se metió el menor por una medianera (a las 22,13), la sustracción de los dos cascos y su huida por el mismo lugar. El momento en que todos salieron a buscarlo luego de que Escobar viera las imágenes del hecho. El regreso de esos uniformados con el menor. El interrogatorio que inició Escobar apenas ingresaron a la seccional y su “charla a solas” con el chico en la oficina de sumario. Una nueva salida de los uniformados a buscar los cascos sustraídos, luego de que el jovencito confesara a quién se los había dejado (un amigo suyo, también menor). Y el momento en que lo entregó a uno de sus hermanos mayores.

Si bien la madre de ese muchacho habló de apremios ilegales, su hijo “no fue consistente en su relato” y, además, no identificó a Escobar como autor de las “lesiones leves” que le detectaron.

A pesar de que el caso cerró con una condena para el más complicado de los policías de aquel escándalo, Fiscalía aún debe decidir si acordarán o no otro juicio abreviado con los demás policías implicados: la oficial ayudante Gabriela Alejandra Sosa (se iba esa noche), el cabo primero Julio César Salinas y los agentes Kevin Ariel Sánchez (calabocero), Micaela Alejandra Agüero Godoy y María Paula del Rosario Heredia Atampiz.