Habían pasado unos minutos de las diez de la noche del lunes, cuando María Gallegos (40, empleada de comercio, cuatro hijos) bajaba por enésima vez del micro en el cruce de Vidart y Calle 6, en Pocito. Entonces fue que vio a dos sujetos en el cruce, como al acecho, pero antes de atravesar la dura prueba de pasar frente a ellos se fue hasta un comercio y compró unos antibióticos. Cuando salía, sintió algo de alivio cuando escuchó a su vecino, Daniel Castillo (57, empleado público) ofrecerse a acompañarla. Y ambos encararon juntos esos traumáticos 100 metros entre la esquina y el ingreso al barrio Luz y Fuerza IV, sobre calle 6, pero no se salvaron: justo cuando encaraban el puente sintieron un balazo a sus pies, atrás, y enseguida fueron topados por esos dos delincuentes que les exigían sus cosas.

María y Daniel explicaron que uno de los sujetos, el del arma, apuntaba contra ambos mientras su cómplice intentaba revisarlos. Pero como era la tercera vez que la atacaban, María sacó el gas pimienta de su bolsillo y lo arrojó al rostro del asaltante, mientras aceleraba a toda marcha a pedir ayuda.

Según la mujer (madre de cuatro chicos, empleada de comercio) fue entonces que escuchó tres disparos, pero no desistió. Daniel, en cambio, quedó paralizado, y no se resistió cuando le metieron la mano al bolsillo para sacarle un tarjetero con sus documentos y unos $200.

‘Ya no uso cartera porque en septiembre del año pasado, también cuando bajé del micro y me iba a mi casa, un encapuchado me amenazó con una navaja y me quitó la cartera. Luego para las fiestas, el 23 de diciembre, caminaba a tomar el micro y otro con un cuchillo me quitó la cartera. Si no tuviera que trabajar por mi familia ni saldría de mi casa del miedo que tengo. A todos los del barrio nos acechan a cualquier hora del día y esto no puede ser’, dijo ayer la mujer.

Y agregó: ‘¿acaso esperan que maten a alguno de nosotros para hacer algo? Con los vecinos nos estamos reuniendo para pedir que por lo menos el micro nos deje en la entrada al barrio’.