Los seis amigos habían salido del boliche "Luna Morena" y luego de caminar unas cuadras llegaron a la esquina de Hipólito Yrigoyen y Rawson, la Diagonal Don Bosco, en Capital. El objetivo, cerca de las 6 de ayer, era esperar el micro para volver a sus casas en La Legua, Santa Lucía. En eso estaban, sentados en las escalinatas del colegio Don Bosco, cuando aparecieron tres muchachos. Sin mediar palabra, uno de ellos sacó de sus ropas una punta y la apoyó en el cuello de Andrés Herrera: "¡Por qué me robaste!", preguntó amenazante, ante la sorpresa de todos. "Pará flaco, si ni te conocemos", quiso explicar el hermano de Andrés, Adrián (18), poniéndose de pie. Y la respuesta fue un puntazo en el pecho y otro, más profundo también en el pecho, para su amigo Javier Cano (18), que también quiso ponerse de pie. Luego de la violenta agresión, todos corrieron. Javier y Adrián hacia el Sur, hasta la estación de servicio. Allí Javier quedó tendido un largo rato, desangrándose, hasta que llegó la ambulancia y lo llevó al Hospital Rawson, donde murió dos horas después, dijeron fuentes policiales.

Fue el segundo crimen en las calles. El sábado en la madrugada, en Concepción, Capital, también una patota emboscó a un chico de 16 años y lo mató a puntazos por viejos rencores.

Javier era hijo único, hincha de Atlético Alianza y de River, amante de los amigos, la música y las salidas, a pesar de que su mamá, Mónica se lo prohibía cada fin de semana porque tres meses antes ya le habían robado el celular en la misma esquina, también con una punta. Ayer, todos estaban dolidos. Pedían justicia y también más controles para que no le pase lo mismo a otros jóvenes.

En la comisaría 1ra. investigaban si el atacante fue el mismo que amenazó con una punta a los hermanos Cristian (19) y Juan Barrera (20) para robarles un par de zapatillas y un celular en la misma esquina.