Virgilio Sagua (49) tomaba mate en la sala de estar de su humilde casa en Villa Unión, Chimbas, esperando la hora en que abrieran los comercios para salir en busca de la particular mercadería que consume: toda aquella libre de gluten; desde hace dos años es celíaco. En esa rutina estaba alrededor de las 16 de ayer, cuando apareció en la puerta un sujeto de gorra y anteojos con la excusa de pedirle un vaso de agua. Virgilio le dijo que esperara mientras enfilaba hacia la cocina, pero apenas dio unos pasos y notó al extraño detrás suyo: le recriminó su atrevimiento, pero el sujeto ensayó una suerte de intimidación diciéndole que sabía de su supuesto romance con su mujer ‘Rosario’ y que había estado preso en el Penal. Desconcertado, Sagua negó de plano tal situación, pero en eso alcanzó a notar que alguien salía corriendo de la sala, seguido por el sujeto que le pedía agua. Los siguió y en la calle notó que el otro era una mujer con capucha. Supuso en principio que la ladrona le había llevado el celular, pero no tardó en descubrir que la maniobra había sido mucho más perjudicial: la puerta de su dormitorio estaba abierta y también la del ropero que había dejado sin llave para sacar el dinero por las compras. Sus peores sospechas se confirmaron cuando supo que la mujer le había llevado el maletín en el que guardada unos $12.200 que había ahorrado en los últimos meses para arreglar su casa, y también las joyas, recuerdos propios y más que nada herencia materna: dos anillos de oro, otros dos de plata, al menos 4 cadenas de plata, un reloj de oro y otro común a cuerda.
Ayer, Sagua dijo que ni sus propios familiares sabían que tenía ese dinero. Por eso estaba desconcertado, aunque convencido de que los ladrones tenían el dato preciso sobre la existencia de esos valores.
‘Yo trabajaba en la construcción por mi cuenta hasta que me declararon celíaco y quedé inútil. Cobro una pensión y ahora no sé cómo hacer, la mercadería para un celíaco es muy cara’, dijo ayer.