La versión judicial es que las diferencias se hicieron tan notables entre padre e hijo que han dejado de hablarse. Y que el problema pasa por cómo plantarse ante una situación compleja para sus vidas y su libertad: el modo de encarar el juicio que hoy empieza contra ambos por el crimen del abogado Francisco Sirera (61), asesinado de 13 puntazos la noche del 19 de mayo de 2014, cuando llegaba a su casa en Fray Mamerto Esquiú al 460 Este, en Capital. Sergio Fernández Santa Lucía (30), acusado de ser quien empuñó la punta de una bayoneta para ultimar al letrado, quiere un juicio abreviado; su padre no, dijeron fuentes judiciales.

El joven está dispuesto a admitir su responsabilidad y acordar con la Fiscalía un proceso abreviado porque eso le acarrearía una rebaja en su condena. Con ese trámite, también buscaría evitar una prolongada exposición pública, dijeron.

Su intención ya la manifestó, incluso por escrito, ante su defensor oficial, Carlos Reiloba, precisaron los voceros. A padre e hijo les imputan homicidio simple, un delito que tiene una escala penal de 8 a 25 años. Y en Tribunales los juicios que se abreviaron por este grave ilícito, generalmente se acercaron o terminaron con el mínimo de la condena.

Sin embargo su padre, el mecánico Federico Fernández Gizzi (56) no quiere esa instancia y está dispuesto a que se ventilen todas las pruebas del caso en un juicio común, porque está convencido de demostrar su inocencia, indicaron las fuentes.

Hoy, los jueces Ernesto Kerman, José Atenágoras Vega y Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) tienen previsto arrancar un juicio común, con la lectura de la acusación, la declaración de los imputados y los testigos, entre otras pruebas.
Y ese será el destino del caso si el mayor de los acusados no abrevia. Es que cuando hay más de un imputado, el juicio abreviado es posible únicamente si todos están de acuerdo en acortar el trámite del debate, dijeron fuentes judiciales.

Sirera era abogado de los Fernández, en un juicio civil (una posesión veinteañal) y también en uno penal, donde defendió a otro hijo del mecánico ya condenado a 14 años por el abuso sexual del pequeño hijo de su ahora expareja. En función de esos tratos, los acusados también arreglaron algunos vehículos del abogado.

Pero la relación se complicó y deterioró. Al punto de que la principal hipótesis de los pesquisas es que el crimen de Sirera se produjo luego de que este le hiciera firmar un documento al mecánico, en el que dejaba sin efecto la calidad de bien familiar (por ley, inembargable) del lugar donde vivían, y enseguida le cayó un embargo por cobro de honorarios, desatando la furia de los imputados.