"Tengo miedo de volver abrir la puerta… no sabemos qué hacer y cómo seguir viviendo… mi viejo hasta le ofreció a la policía prestarle parte de nuestra casa para que pongan un destacamento policial con tal de sentirnos más seguros". Angustiado y con la voz entrecortada, así trataba ayer de hilvanar una suerte de pedido desesperado Fabián Macía, un comerciante de 34 años que vive con su anciano padre en la entrada del departamento San Martín. Y es que en la última semana, ambos fueron blanco de dos violentos asaltos en su negocio y su casa. "Esto te destruye psicológicamente", aseguró la víctima.

El primero de los robos ocurrió el viernes alrededor de las 21.30 del viernes pasado. Tal como lo anticipó este diario en su edición del sábado, allí se encontraba Macía ordenando su negocio, "El Nuevo Almacén" que heredó de sus padres y por el cual dejó de trabajar como chofer de camiones. Ese local está situado Eva Perón y Libertador, en San Martín. Armando (75), su padre, estaba en la cocina.

En segundos, el drama: dos sujetos armados entraron y encañonaron a Macía. Ahí le sacaron de la billetera $2.800 que tenía para pagarle a un proveedor y otros $900, de la caja, contó el hombre. Luego lo llevaron hasta donde estaba su padre, revisaron la casa y obligaron a Fabián a cargar en una bolsa 100 paquetes de cigarrillos, valuados en $1.000. Después, los ladrones huyeron, dejando aterrorizadas a las víctimas. Desde esa noche, las vidas de padre e hijo cambiaron radicalmente.

"No quise abrir más el negocio hasta que le pusiera rejas a todas las puertas. El lunes tenía que ir a declarar ante el juez y no fui. En vez de eso, fui a comprar hierro para enrejar todas las puertas", contó Macía.

Pero no alcanzó a colocar nada. El martes, cerca de las 20, tres hombres y una mujer se bajaron de un auto y por segunda vez en cuatro días, asaltaron a los Macía en su vivienda.

Los ladrones golpearon la puerta y Armando se asomó primero por la ventana y luego, abrió la puerta. En ese momento, los delincuentes lo empujaron y uno de ellos tumbó al piso de un cachazo en la cabeza a su hijo. En medio de un charco de sangre, Fabián y su padre quedaron boca abajo en el piso de la cocina. Lo extraño es que los ladrones les dijeron que no querían dinero. En cambio, cargaron un televisor LCD de 42′ que al mediodía le repuso Energía San Juan, porque hace 5 meses una suba de tensión les quemó otro aparato similar, contó resignado Macía.

"Que jueguen con tu vida así, que te peguen, te destruye psicológicamente. Uno quiere vivir tranquilo y con estas cosas no sabés qué te van a hacer o si te van a quitar la vida de un click. Por eso mi viejo les planteó esa idea a la policía para ver si ponen un destacamento, por lo menos para sentirnos un poco más seguros", señaló angustiado Fabián Macía.