Fue allá por julio del 2011 cuando la chica tuvo que ser atendida en el Hospital Rawson por sus problemas de trastornos alimentarios. En ese entonces, buscando las posibles causas de su bulimia descubrieron que detrás de su drama había algo peor, las constantes violaciones y manoseos que sufría dentro de su casa por parte de su hermano. La denuncia desató el conflicto familiar: por un lado, la madre defendió al presunto pervertido y por el otro, tres hermanas de la víctima revelaron que también fueron abusadas desde niñas por el mismo joven. Nada salvó al acusado del procesamiento y ahora es el fiscal Daniel Guillén el que pide que lo lleven a juicio por el delito de abuso sexual, con acceso carnal, y agravado por ser de su propia sangre, vivir bajo el mismo techo y por someterlas en forma reiterada.
El sujeto tiene actualmente 31 años y no se da su nombre para proteger la identidad de la víctima, su hermana de 19 años. Aunque en la causa surgieron testimonios conmovedores y alarmantes como aquellos que indican que este muchacho habría abusado también de su hermana menor de 17 años y tiempo atrás sometió sexualmente a otras tres hermanas que hoy tienen 28, 27 y 21 años (se fueron de su casa supuestamente por los maltratos), la imputación es solamente por el caso que padeció esa chica de 19 años, informaron fuentes judiciales.
Fue ella la que le contó a los médicos y las trabajadoras sociales del Hospital Rawson que su hermano (el segundo de los varones) la sometía y que su madre no hacía nada pese a que se lo habían contado. Según declaró en la causa, los abusos comenzaron cuando tenía 9 años y no sólo eran manoseos, sino que varias veces la accedió carnalmente. Relató que siempre la golpeaba o la amenazaba y que incluso llegó a violarla a ella y a su hermana menor juntas en una pieza en construcción en el fondo de su casa de Capital, señalaron. Aún cuando ya se hizo grande y empezó a oponerse a los abusos, su hermano le siguió haciendo la vida imposible dado que cada vez que caía la noche se iba a su dormitorio y la toqueteaba debajo de las sábanas. Llegó al punto que la chica no dormía por temor a que apareciera. La joven reveló que sus tres hermanas mayores se fueron de casa por lo mismo. Esto después lo confirmaron esas chicas, que declararon que siendo niñas fueron sometidas sexualmente por el muchacho.
Pese a los testimonios, la madre las contradijo y se puso del lado de su hijo. El padre al parecer no intervenía, al igual que el mayor de los varones, que dijo desconocer si existían los supuestos abusos. La mujer contrató un abogado para defenderlo y trató de convencer a la joven denunciante para que presentara un avenimiento (un acuerdo entre las partes) y así dejar sin efecto la causa. La juez María Inés Rosselot no accedió, de hecho procesó al acusado en su momento. El fiscal Daniel Guillén, de la Fiscalía de Instrucción Nº1, ahora va por más y en base a las pruebas contundentes, pidió días atrás que eleven la causa a juicio.
