El abogado Dardo Ortega siempre atribuyó la denuncia en su contra a una "animosidad" de su hija por problemas familiares. Sin embargo, las sospechas en su contra prosperaron y aún sigue acusado.

Casi 14 años después de que una joven denunciara a su propio padre abogado por abusar de su entonces pequeño hijo y de otro niño vecino, el caso sigue envuelto en la polémica y sin que el proceso concluya con una nueva sentencia, a favor o en contra del imputado. El letrado Dardo Ortega fue denunciado en febrero de 2005, condenado a 3 años en 2007 sólo por los delitos cometidos contra su nieto, y ese mismo año la Corte de Justicia anuló ese fallo -entre otras razones- porque en el análisis de la prueba los juzgadores daban por cierto que el profesional pudo abusar de los dos niños pero sólo se lo hallaba responsable en un caso.

La causa pasó a la Sala III de la Cámara Penal, donde Ortega debía empezar a ser juzgado otra vez, pero hasta el momento no hay nuevo juicio y la fiscal Marcela Torres insiste en que se haga "urgente" para que el caso no prescriba, dijeron fuentes judiciales.

Sin embargo el tribunal debe resolver un planteo que en marzo pasado concretó el defensor oficial de Ortega, Carlos Reiloba, en el que solicitó la prescripción de la acción penal en base a una garantía en favor de los imputados: el "non reformatio in peius".

Según ese principio jurídico, cuando un acusado es condenado y sólo él pide revisar el fallo en su contra porque Fiscalía se conformó con la sentencia, el nuevo tribunal que lo juzgue no puede reformar para peor la situación del imputado.

Aplicado al caso Ortega, para la defensa eso implicaría considerar que el nuevo tribunal que lo enjuiciaría no podría aplicarle una pena más grave que la de 3 años que le dieron en 2007. Y como la ley establece que en casos de penas temporales, la prescripción opera en un tiempo igual al de ese castigo (en este caso 3 años) Reiloba entiende que a la polémica causa no le queda otra salida más que el archivo.

Sin embargo la fiscal Torres considera que el "non reformatio in peius" no puede aplicarse a la situación del abogado, porque la pena no existe, es decir que no se lo debe tener por condenado ya que la Corte anuló aquella sentencia y también el juicio, razón por la cual ordenó un nuevo debate.

Así, sostuvo en su planteo que la acusación de corrupción sexual agravada contra ambas víctimas cuando eran niños (su nieto tenía 5 años, el otro chico 4) sigue totalmente vigente. Pero insiste en que pronto se rechace el pedido de Reiloba y se haga el juicio, para que aquellos hechos no queden impunes.

El abogado pasó un año preso hasta que un tribunal lo excarceló. Sigue en libertad.