El fiscal de Cámara Gustavo Manini, pidió ayer al juez Juan Carlos Caballero Vidal (h) que condene a 15 años de cárcel al jachallero Elías Alberto Sisterna (22) por considerar que entre la noche del 22 de julio de 2014 y la mañana del 25 de ese mismo mes, mantuvo privada de su libertad a su expareja, para someterla a una brutal paliza y ultrajarla sexualmente, dijeron ayer fuentes judiciales.
Los defensores Cristian Marchesi y Juan Manuel Ponce solicitaron la absolución de su cliente, porque entienden que no se probó con la certeza que necesita un juez, de que Sisterna haya sido autor de las lesiones y los delitos que le atribuyen.
Según el expediente, el hecho llegó a la Policía cuando la mujer pudo pedir ayuda a sus amigas y una compañera de trabajo, quienes la convencieron para llevarla al hospital y luego para que hiciera la denuncia, algo que no quería hacer por miedo a que la mataran, precisaron.
Todo comenzó la noche del 22 de julio de 2014 cuando el sospechoso interceptó a su ex en auto, la invitó a subir y luego de conseguirlo, dieron algunas vueltas por el centro jachallero antes de partir hacia el Dique Los Cauquenes.
Según voceros del caso, allí se desataría lo peor pues la joven empezó ser golpeada hasta que recibió un llamado de otra expareja, padre de su hija, para decirle que dejaría a la nena con sus abuelos paternos.
La versión es que Sisterna escuchó ese diálogo y, al saber que la joven se quedaría sola, le anticipó: ‘ya vas a ver como te va a ir’. Ahí la joven quiso escapar, pero fue interceptada y literalmente noqueada a golpes de puño y puntapies.
Se despertaría recién cuando llegaban a su casa. Y ahí los tormentos continuarían, porque siguió siendo agredida, insultada y, además, violada por el sospechoso.
Del relato de la joven -precisaron- se desprendieron datos insólitos, como el hecho de que el acusado se molestara por las evidentes heridas y moretones que tenía. Y también por la posibilidad de que quedara embarazada y eso entorpeciera la relación que tenía con otra chica.
Por eso, en un momento salió y luego le mandó a un amigo con un pedazo de carne para ponerse en el rostro con tal de que no se le notaran los moretones. Hoy, el fallo.
