El pedido de perdón por el crimen de Néstor Moreno (52) ante su familia, fue unánime, con una salvedad: uno de los cuatro acusados, María Cristina Gómez (41) también le dijo a los jueces Ricardo Alfredo Conte Grand, Eduardo Gil y Eugenio Barbera, que ella no había tenido nada que ver. De todos modos, los magistrados no tuvieron dudas: aplicaron a los cuatro la pena de prisión perpetua como coautores de ese homicidio, al que consideraron agravado por la alevosía (lo atacaron por la espalda, a traición) y por el número de personas.
Los ahora condenados son la propia Gómez, que citó a Moreno al lugar del crimen e incluso tuvo sexo con la víctima antes de que lo atacaran. El esposo de la mujer, Nelson Daniel Chaparro (55) que al parecer sabía de esa infidelidad y pudo estar molesto también por las acusaciones de los Moreno sobre el robo de animales. Y los dos jóvenes que, gracias a Chaparro, se convirtieron en sus compañeros de trabajo en un emprendimiento en Pedernal: Andrés Alejandro Rosselot (22) conocido de Chaparro y Pedro Eduardo Giménez (25), amigo de Rosselot.
Había sido un crimen brutal el de Moreno, porque lo hirieron con un cuchillo, un hierro y el hacha de mano, con la que le dieron muerte al partirle la cabeza desde atrás (por eso la alevosía) la noche del 13 de marzo de 2013 en Pedernal, Sarmiento. Luego, lo cargaron en su propio auto y lo arrojaron en un barranco a unos 600 metros del lugar donde lo asesinaron.
La sentencia de los magistrados representó una adhesión a los argumentos de la fiscal Leticia Ferrón de Rago y el abogado de la familia de la víctima, Miguel Dávila Safe. Ambos sostuvieron que el principal problema entre Moreno y los acusados fueron los dichos de la víctima acusándolos de cuatreros. Incluso un hermano de Moreno los había denunciado por el robo de animales previo al homicidio. También coincidieron en que, aquella vez, urdieron un plan para poder aniquilarlo, usando a su amante, Gómez, de anzuelo.
“Estamos conformes con la condena, es un paso que había que dar por la memoria de Néstor. Quedó claro que Chaparro y su mujer idearon todo y que los otros fueron partícipes. Ahora esperamos la justicia divina, pero igual nada nos va a volver Néstor”, dijo ayer un familiar, dolido.

