Que tres presos lo atacaron en la tarde del domingo de la semana pasada. Que ahí le dieron una golpiza y un puntazo que ingresó por el pómulo izquierdo y le afectó hasta el cerebro, porque perdió masa encefálica. Que en el Penal no lo atendieron como corresponde y que si no planteaba un hábeas corpus a través de un defensor oficial federal, a su hijo no lo atendían y moría. Que lo operaron recién el sábado y que un médico le dijo que puede perder la vida o quedar con secuelas, si sobrevive.
Según el mecánico Federico Cecilio Fernández, así de grave es la situación de su hijo Federico Elías Fernández (29) preso desde mayo del año pasado en el pabellón federal, procesado por trata de personas y por abuso sexual (ver aparte). ‘Lo que le pasó a mi hijo es terrible, ni a un animal se le hace eso’, dijo.
El caso sin embargo es polémico. El interventor del Servicio Penitenciario, Leonardo Barac, aseguró que los hechos no ocurrieron así, que el ataque fue el miércoles en la madrugada, que los autores están individualizados, que el interno Fernández recibió atención en todo momento y que a pesar de recibir cortes menores en una ceja y un pómulo, no recibió un puntazo que perforó su cráneo sino un gran traumatismo porque el fue atendido, según lo que le informó el médico Fabián Zapata. ‘Si hubiera recibido un puntazo en su cerebro muere el mismo día’, dijeron, por lo bajo, desde la cárcel.
‘Me informan que su vida no corre peligro. Acá se actuó correctamente y está todo documentado. Los hechos no ocurrieron como lo relata este señor, pero si hay alguna responsabilidad se verá, acá nadie oculta nada’, dijo Barac, tajante.
La versión del mecánico involucró además otras denuncias sobre una seguidilla de hechos antes del ataque a su hijo. Según Fernández, en una ocasión se presentó a su casa un sujeto con uniforme penitenciario a pedirle $200 por un teléfono que le había vendido a su hijo, y no pagó porque su hijo negó tal operación. Lo mismo pasó con otro supuesto penitenciario que otro día llegó a llevarse un Fiat Siena con la versión de que su hijo se lo había vendido, y tampoco se lo dio. Y otra ocasión en que una mujer y tres sujetos se aparecieron para decirle que ocuparían la casa de su hijo en Rawson, a cambio la protección que le darían a través de otro detenido ‘boxeador’, hijo de la mujer en cuestión.
Fernández denunció además el robo de todos los muebles de esa casa el 5 de junio pasado. Y de cuatro ruedas de auto y una bicicleta el 13 del mismo mes.
El último episodio -aseguró- lo sufrió el último jueves en pleno centro, cuando fue interceptado en el centro por dos sujetos en moto, uno de los cuales le dijo: ‘viste lo que le pasó a tu hijo por no pagar, ahora seguís vos si no ponés $20.000. Mañana, el sábado o el domingo pasamos a buscarlos’, fue, según Fernández, la amenaza, hasta anoche incumplida.