No es que salió por una urgencia o por ir a trabajar, se fue dejando a sus dos hijos solos y durmiendo por irse a una fiesta de cumpleaños, indicó la policía. Ni pensó en lo que podría pasar, pero en esos momentos en que el hombre se divertía, la estufa que había dejado al lado de la cama de los niños originó un incendio dentro de la pieza donde vivían que tuvo consecuencias fatales para esas criaturas. La nena de 6 años y su hermanito de 4 murieron asfixiados y quemados en la cama mientras el fuego devoraba la precaria vivienda. Ahora, el sujeto permanece detenido acusado de homicidio culposo.
Ariel Alejandro ‘El Gordo Balo’ Herrera (26) recién se enteró de lo sucedido cuando llegó amanecido con unos primos a eso de las 8 de la mañana de ayer y se encontró con toda la policía y con la dramática escena de sus hijos Belén Agustina y Jesús Alejandro con parte de sus cuerpos carbonizados dentro de esa pieza destruida, ubicada en el fondo de la vivienda de calle Jujuy al 693 del Bº Neuquén, Rawson, informaron en la Seccional 6ta. Esa es la casa de la madre de Herrera. El muchacho vivía ahí junto a sus dos hijos desde que se separó de su mujer, y madre de esos nenes, Jésica Lorena Romero (29). Los niños estaban con él por mutuo acuerdo, dado que la chica había formado nueva pareja.
La Policía indicó que Ariel Herrera hizo dormir a los chicos, prendió una estufa halógena entre la cama de una plaza donde dormían y otra más grande y salió a eso de las 3 de la madrugada para ir a un cumpleaños de una amiga, dejando la puerta cerrada. Supuestamente no puso llave ni candado, aclararon. La hipótesis es que la estufa tomó contacto con una colcha de la cama grande y eso desató el incendio. Los niños nunca se despertaron. Fuentes judiciales indicaron que la autopsia reveló que ambos murieron intoxicados por el monóxido de carbono alrededor de las 5 de la mañana y que después fueron alcanzados por las llamas. Pasadas las 7 de la mañana, unos vecinos cuya vivienda a da a los fondos de la casa de la familia Herrera vieron el fuego y avisaron a la Policía. Los bomberos a cargo del comisario Marcelo Heredia no tardaron en llegar, pero el desastre ya era un hecho. Hasta el techo de la habitación se había desmoronado por el fuego. Adentro, encontraron a los dos niños quemados sobre su cama, como si siguieran durmiendo.

