Manuel Salas (25) había donado sangre para una tía y descansaba en la casa en plena construcción de su primo César Díaz (29 años, camionero), cuando los gritos y el humo lo sacudieron alrededor de las 15 de ayer. Apenas asomó, lo recibió una llamarada de la habitación contigua y en el acto se fijó si adentro estaba alguno de los cuatro hijos (de 12, 6, 4 y 2 años) de su pariente. No vio a ninguno y enseguida sumó sus esfuerzos al resto de la familia y a numerosos vecinos del Lote Hogar 20 de La Bebida, Rivadavia, que con baldes y mangueras controlaron las llamas en minutos. De todos modos, el fuego había causado grandes estragos: todo el techo de machimbre de esa casa que Díaz construye con mucho esfuerzo desde hace dos años para mudarse con su esposa Marta Saldívar (29) y sus cuatro varones, quedó completamente dañado. Las llamas también destruyeron una cucheta, la ropa de cama, un horno microondas, una hidrolavadora, un ventilador, una ventana, bolsas de cemento, un esquinero y la ropa de la familia. El mismo Manuel Salas explicó que todo pasó porque el chico de 6 años de Díaz, jugaba con fuego y encendió un guante en la habitación donde nada se salvó.