Exactamente un año después de que María Cristina Olivares (26 años, madre de dos hijos) apareciera atada con las manos hacia atrás, boca abajo y sin vida a causa de unos 160 cuchillazos bajo un árbol en Callejón Picón, metros al Sur de Calle 7, en Pocito, el juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz concluyó que su esposo, Miguel Palma (25), la novia o amante de éste, Rosa Videla (23) y la cuñada de esta joven, Noelia Corvalán (20) cometieron gravísimos delitos castigados con perpetua: atribuyó a Palma homicidio agravado por el vínculo (era el marido), la alevosía (atacar a una víctima indefensa) y el concurso premeditado de dos o más personas. Un delito contra la vida con estos últimos dos agravantes, aplicó a Videla y su cuñada.
En su fallo de 174 páginas, el juez procesó también pero sin prisión preventiva a un hermano de Rosa, Orlando Ramón ‘Lucho’ Videla, por encubrimiento agravado pues -precisó- sabía del homicidio y ayudó a ambas mujeres a llegar a casa cuando se quedaron sin gasoil en la camioneta de Rosa, luego de matarla.
Y aunque no quedó bien definido el móvil de los 3 imputados, Rosa sí tenía sus motivos: el amor de Palma. Hay un testigo que le atribuye haber invitado, un mes antes del crimen, a una hermana de Corvalán a ayudarla a golpear a Cristina para que perdiera su bebé o decir que compraría un arma para asustarla con ese objetivo. Cristina no estaba embarazada. Quizá por eso aquella tarde trágica, esa misma testigo le escuchó decir a Rosa: ‘esta es mi noche’.
¿Por qué el magistrado los procesó a todos? por numerosos testigos, las declaraciones de los propios imputados autoincrimándose o tratando de mejorar su situación. Y por las pericias, como las telefónicas, que revelaron en detalle cada contacto entre los imputados. Como los frenéticos 318 mensajes de texto y 13 llamadas entre Palma y Videla aquel 7 de julio del año pasado, con un llamativo silencio de 29 minutos entre las 19,56 y las 20,25, tiempo en el que habrían ultimado a Cristina dentro de la camioneta de Rosa y en el lugar donde la encontraron muerta, según el magistrado.
Palma negó estar ligado al homicidio y hasta su relación amorosa con Rosa en esos días. Pero la misma amante dijo que él planificó el encuentro con Cristina y ella aquella noche en Vidart y 7, que estaba al tanto de todo y hasta le atribuyó a él la autoría del ataque. Corvalán por su parte dijo que Rosa la citó a Vidart y 7, que allí Cristina, Miguel y su cuñada se fueron en la camioneta de esta última y que ella solo ayudó a cargar, luego, la moto de la víctima y deshacerse de algunas evidencias.
Además, al menos tres de los familiares de Videla y Corvalán, escucharon decir a Rosa: ‘me la mandé, matamos a Cristina. El Miguel estaba ahí’. O el llamativo mensaje de Rosa a su cuñada el día después del letal ataque: ‘pedile a la virgen que todo salga bien y que el Miguel no me mande al frente porfa’.
Sin embargo la pericia de las antenas de telefonía fue la prueba más contundente, pues reveló que Palma estuvo en el lugar y a la hora del crimen y que usó dos teléfonos celulares, uno para contactarse con Rosa y otro para crear la falsa coartada de que estuvo en su casa y no se movió de allí aquel día, pues esperaba que Cristina lo pasara a buscar en moto para quedarse con sus hijos, pues ella debía ir a cuidar un enfermo.
Un párrafo aparte mereció el perfil psicológico de Rosa. Es, según expertos, ‘antisocial, psicópata, fría, transgresora, agresiva, impulsiva, manipuladora y mitómana’.