El domingo en la tarde Carlos Matías López (19 años, con antecedentes) le dio un dolor de cabeza a la policía. Luego de robar una moto Motomel 110cc. con su novia en Rawson, familiares del dueño del rodado los persiguieron a través de ese departamento para evitar que escaparan. Pero el raid continuó hasta Caucete. Allí, una patrulla de la comisaría 9na. se sumó a la persecución, pero ni así lograron detener a los ladrones. Finalmente, un "operativo cerrojo" en San Martín, cortó la huida de los sospechosos. Parecía que los problemas habían terminado allí, pero no. Ayer en la siesta, ese joven le volvió a dar un dolor de cabeza a los uniformados. Y es que el detenido, que estaba solo en las celdas de la seccional 19na., se las ingenió para burlar la vigilancia del único policía que había en la seccional y escapó tras romper la puerta de su celda y escabullirse por una banderola, informaron en la policía. Hasta el cierre de esta edición, el reo seguía sin ser localizado.

Según fuentes policiales, a López y a su novia, Claudia Paola González (18), un grupo de personas y efectivos de la comisaría 9na. los venían persiguiendo desde Rawson y Caucete. Tras el aviso, policías de la seccional 19na. cerraron las posibles vías de escape y así lograron detener a los sospechosos en la intersección de calles Rawson y Libertador, en el departamento San Martín.

Luego de detener a la pareja, a la chica la trasladaron a la comisaría de Caucete y a su novio, a la seccional de San Martín, imputado de hurto calificado. En esta última comisaría, el joven era el único detenido en los calabozos. Hasta ahí, una detención más. Pero ayer en la siesta, López dio la nota.

La versión policial es que en la comisaría 19na. habían tres uniformados, y que alrededor de las 13.20, López recibió el almuerzo en su calabozo. Según ese relato, en ese momento un oficial y un cabo primero fueron a realizar una inspección ocular a un negocio de San Ceferino, en el que unas horas antes le habían roto unos vidrios. El único que quedó en la dependencia fue un sargento de apellido Díaz, explicaron.

La hipótesis es que López tal vez se dio cuenta de que no había muchos policías vigilándolo y sin otros presos que delataran sus maniobras, aprovechó y comenzó a forzar un soporte metálico hueco donde encaja el seguro del pasador y se coloca un grueso candado que traba la puerta de la celda, dijeron en la policía.

Una vez afuera de su celda, el detenido salió al pasillo de los calabozos y rompió el vidrio de una banderola con rejas. Al parecer, no hubo demasiado estruendo porque el sospechoso colocó en el piso telas y trapos para evitar el ruido de los vidrios en su caída.

Finalmente, y aprovechando su delgada contextura física, López literalmente se escurrió entre los barrotes y salió a los depósitos al aire libre del municipio y de allí hacia la calle, informaron en la policía. La fuga recién fue detectada a las 15.40, cuando el sargento fue a ver al joven y no lo encontró en el calabozo.

Más tarde, los uniformados salieron por el departamento a buscarlo, pero no tuvieron éxito. Anoche, policías de todas las dependencias trabajaban en tratar de recapturar a ese muchacho, dijeron en la policía.