Siempre lo mismo. Si no tenían sexo cuatro o cinco veces por día, era que no lo quería, que le importaban más los niños (seis chicos de entre 12 y 3 años). O algo más insultante aún, que lo engañaba con otro. Negarse era exponerse a insultos y agresiones.

Así, durante 12 años de convivencia. Los puntos más graves de esa conflictiva relación entre el obrero de 37 años y su señora en Pocito, ocurrieron el 22 de mayo y la madrugada 18 de junio del año pasado, con ataques que el juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción) calificó como amenazas, coacción, violación e intento de homicidio agravado, dijeron fuentes judiciales. Por eso lo procesó con prisión preventiva.

El 22 de mayo ocurrieron las acostumbradas escenas de celos, cuando la mujer volvía del cumpleaños de un sobrino. Esa vez, la interrogó, la insultó y le puso un cuchillo en el cuello pero ella logró quitárselo. Volvió a la carga intentando ahorcarla con sus manos hasta que la mujer le clavó las uñas en el cuello y pudo zafar.

Cuando todo se calmó y ella dormía con el menor de los chicos, arremetió otra vez prendiéndole fuego al colchón, siniestro que fue controlado por los niños. Esa vez, ocurrió también una situación típica: el sujeto suplicó que no lo denunciara y prometió cambiar.
Sin embargo nada de eso pasó y la convivencia volvió a correr por los violentos carriles de siempre, hasta que en la previa del Día del Padre, el sujeto empezó a gritar en el fondo de casa que quería matarse; hasta colgó un cordel y se subió a una silla.

Ella lo calmó, se recostaron y en la madrugada del 18 de junio, otra vez empezó a los gritos apoyándose el lomo de un cuchillo en el cuello, diciendo que se quitaría la vida porque estaba con una mujer que no lo amaba. Tres cuchillos logró quitarle la mujer, pero en uno de los forcejeos una de esas armas le atravesó una mano.
Lloró, pidió perdón y la alentó a que lo denunciara, pero en el mismo acto volvió a amenazar: ‘no me dejes solo, yo me voy a comer tres, cuatro, seis días y cuando salga te voy a cagar matando, nunca nos vamos a separar, solo en cajón te vas a ir de la casa’.

Cuando lo citaron a declarar, negó todo y acusó a ella de ser conflictiva, pero el juez consideró que las pruebas lo complicaban.

CLAVES

Para el juez, el informe psicológico de la mujer asegurando que no fabula, fue clave para considerar que se negaba a tener sexo y por lo tanto era violada.

El magistrado también creyó acreditado que quiso matarla cuando la ahorcaba con sus manos y la mujer debió clavarle las uñas para zafar.

La defensa pidió liberar al obrero por falta de pruebas, por considerar que la mujer dijo una cosa en la Policía y agravó todo cuando la citó el juez.