Un calabocero fue procesado ayer con prisión preventiva como principal y único sospechoso de provocar, con torturas, la muerte de Leonidas Cortez (55) el hombre que llegó detenido a la seccional 6ta. luego de ser sorprendido semidesnudo con una nena de 7 años encima suyo, en un predio con eucaliptos de Lemos y 5, Rawson, la madrugada del 14 de diciembre pasado. La resolución del juez de Instrucción Agustín Lanciani recayó en el agente Sergio Rabaj, que seguirá detenido en el penal de Chimbas pues el delito se castiga con perpetua, dijeron fuentes judiciales.

Un detenido en la seccional 6ta. que aseguró haber visto a Rabaj golpear a Cortez y la declaración de varios testigos que refirieron haber visto a la víctima en buen estado y caminando durante su detención e incluso antes de ingresar al calabozo, fueron pruebas claves en contra del calabocero.

El juez Lanciani también procesó, sin encierro, a otros tres policías, pero por delitos menores que se desprendieron del resonante caso. Según las fuentes, el oficial Pablo Guevara fue procesado por omitir (no denunciar que se había cometido un ilícito con Cortez en la seccional), por no cumplir sus deberes de funcionario público y por presuntos apremios ilegales, ya que un testigo policía señaló que lo vio golpear a la víctima en el lugar donde fue sorprendido con la nieta de su amigo. También fue procesado por presuntos apremios ilegales un oficial identificado por las fuentes como Ernesto Picón, precisaron las fuentes.

El cuarto sospechoso complicado por la resolución del magistrado es el agente Carlos Godoy. Según las fuentes, el juez le imputó el delito de falsedad ideológica ya que asentó en un libro policial que Cortez se había autolesionado. En su declaración ante el magistrado, Godoy dijo en su defensa que asentó esa leyenda por consejo de Rabaj, ya que aquella mañana cuando iba a relevarlo en su puesto de calabocero no quería recibir a Cortez en el estado en el que lo veía.

El húmero derecho fracturado, otras ocho costillas de ese lado también con quebraduras y otras cuatro del costado izquierdo fue el saldo de las supuestas torturas (el forense habló de un violento aplastamiento) atribuidas a Rabaj contra Cortez. Semejante cantidad de lesiones fueron posibles porque la víctima sufría de osteoporosis (enfermedad que fragiliza los huesos), algo que fue clave en el desenlace fatal porque al menos uno de esos huesos rotos le perforó un pulmón a Cortez con un resultado trágico.