Embarazada. Guadalupe Rita Andrada está embarazada del joven que mató. Pedirá prisión domiciliaria.

Para el juez Alberto Benito Ortiz quedó claro: no fue un homicidio que Guadalupe Rita Andrada Espinosa (29) cometió con emoción violenta (estado de conmoción anímica transitoria que impide comprender la criminalidad) o porque se defendiera en forma legítima de un ataque de la víctima, su pareja Juan Pablo "Yeyé" Ojeda Rivero (26). Tampoco un hecho que debiera considerarse como un suicidio de parte de ese joven, tal como lo insinuó la sospechosa en su extensa declaración. Para el titular el Primer Juzgado de Instrucción, las pruebas demostraron que ella quiso matarlo. Y consideró ese crimen agravado por el vínculo, delito con un solo tipo de castigo: perpetua. Por eso la procesó con prisión preventiva.

Todo pasó alrededor de las 00,30 del 10 de julio pasado en la casa que ambos alquilaban desde el 1 de junio previo, en la casa 1 de la manzana G del Loteo Reconquista, Chimbas. Allí vivían Ojeda, Andrada y tres de los 5 hijos de la mujer con dos parejas anteriores.

Según el expediente, a esa hora, sus vecinos inmediatos escucharon decir al mayor de los chicos: "No mamá, pará, ya está". Y a la propia víctima una repetición desgarradora: "Ay que dolor por Dios, que dolor por Dios".

Otros testigos, policías, escucharon decir a la joven que ella había sido la que había acuchillado a su pareja. Y todo eso sirvió para desvirtuar su versión de que esa madrugada, Ojeda la tironeaba de un brazo para sacarla a la calle y echarla de la casa, mientras con la otra mano empuñaba un cuchillo que ella le quitó y no sabe cómo terminó metiéndose debajo de su costillas en el costado derecho, perforándole ambos intestinos y causándole otras lesiones letales.

Fue la culminación trágica de una relación que había comenzado como un año y medio atrás, con cuatro meses de convivencia marcados por continuas peleas, según los testigos.

Ahora, la defensora de Andrada, María Noriega, puede apelar ante un tribunal superior.