El magistrado Benedicto Correa consideró probado el delito.

La excusa fue el juego del secuestrado, en el que la nena de 11 años simuló ser la víctima, vendada y atada. Y su cuñado, de 20 años, el captor que la tenía a su merced y le sacaba fotos para mostrárselas a su pareja, hermana de la niña, y así pedir su rescate. El 6 de marzo pasado todo pareció un juego, al menos eso creyó la joven cuando en un tramo de la simulación la llevaron a ver a su hermanita. El problema surgió dos días después, cuando tomó el celular de su pareja y descubrió fotos de la zona íntima de la niña. Interrogó en el acto y el joven negó haberlas tomado con su celular. La nena alcanzó a decir que quizá las sacó cuando ella se movió para liberarse, pero a la joven no le cerró, la volvió a interrogar y la niña le confesó: "El A.... es un cochino", aunque reconoció que no le había hecho nada más y un médico lo confirmó al revisarla.

Entonces hubo denuncia y el joven volvió a reiterar que esas fotos particularmente no las había tomado, aunque sí admitió haber hecho la primera de ese grupo, la que muestra a la niña en el sillón. Pero no resultó creíble y el juez del caso, Benedicto Correa (Quinto Juzgado de Instrucción) ordenó una pericia para sacarse la duda, dijeron fuentes judiciales.

El examen del teléfono demostró que había una diferencia de dos segundos entre esa primera imagen y las demás. Entonces concluyó que resultaba imposible que la misma nena se hubiese fotografiado. Y por todo eso fue que al final procesó sin prisión preventiva a ese joven, por el delito de producción de imágenes pornográficas, pues no le quedó duda de que ese fue su objetivo al conseguir esas imágenes.