Para ella, las cosas se quebraron cuando el vínculo amoroso se desvió hacia dos actitudes de él que no iba a tolerar: una fue que le empezara a robar, dos bicicletas, una de las cuales nunca más volvió a ver; la otra pudo recuperarla de un incauto comprador de buena fe que no tuvo problema en regresársela. También tuvo que rogarle para que le devolviera un teléfono celular. La otra cara de ese sujeto de 41 años, Sixto Javier Aguilera (alias "Loro") fue su obsesión por ella, casi enfermiza -según el expediente- porque cuando ella decidió cortar la relación, siguió hostigándola por teléfono, incluso desde la cárcel, donde estuvo un año y medio preso por amenazar a una hija de las hijas de la mujer.

Se habían conocido en el Penal de Chimbas, cuando un hermano de ella estaba preso, en 2017. Y todo concluyó pronto cuando él empezó a robarle, según declaró la propia víctima.

El día que la violó, el sujeto no se aguantó y le sustrajo una mochila a la víctima

Pero entonces comenzaría un acoso serial con un peligroso desenlace para ella, el pasado 8 de agosto entre las 20,30 y las 21,30. Ella había terminado de lavar su auto y estaba dentro de su casa en Rawson finiquitando otros quehaceres porque pensaba salir con sus amigas, cuando Aguilera se le apareció. Ella le dijo que se fuera; él insistió por enésima vez. Según la víctima, la abrazó y la besó a la fuerza, y cuando ella se resistió, él la tomó a golpes y la tumbó al piso, donde perdió el conocimiento unos instantes. Cuando despertó, Aguilera la violaba, mientras le repetía que no sería de otro. Ella pudo zafar, pero él la siguió y ella sólo atinó a morderlo porque había perdido sus fuerzas. Pero entonces él rompió un lampazo y ella, con miedo a morir, le dijo que lo amaba, que se arreglaran. Aguilera aflojó la presión. Fue ahí que le pidió ir a comprarle algo para los dolores por los golpes, pero apenas salió cerró puertas y ventanas y llamó a la Policía. Cuando Aguilera cayó, días después, admitió en parte lo de los golpes, pero negó la violación. De todos modos no le sirvió. El juez Diego Sánz (Cuarto Juzgado de Instrucción) le dictó prisión preventiva por violarla y por hurtarle una mochila a su víctima.