El juez de Instrucción José Atenágoras Vega procesó sin prisión preventiva a los tres sospechosos de participar en un caso aberrante de aborto: el que casi le costó la vida a una jovencita, hoy de 18 años, que a causa de esa maniobra nunca podrá tener hijos. Para el magistrado, las pruebas acreditaron que los responsables de ese delito contra vida de una persona por nacer son la propia jovencita que consintió la práctica, su novio y la supuesta autora del legrado, una vecina suya de un barrio en la Villa San Agustín, Valle Fértil, dijeron fuentes judiciales.
El fallo complica a una estudiante (menor al momento del hecho), a su novio Sebastián Cortez y a Eugenia Cortez (estos últimos no son partientes).
La investigación permitió establecer que el noviazgo había comenzado en julio de 2008, que a fines de octubre de ese año un test de embarazo dio positivo en la chica. Y que entonces la misma joven resolvió que no era conveniente tener un hijo en esta etapa de su vida por los problemas que acarrearía para su futuro.
Así averiguó -según el expediente- que su vecina realizaba esas prácticas, la contactó y supo que le cobraba 300 pesos. Cuando juntó parte de ese dinero (200 pesos) se instaló en la casa de la sospechosa entre el 26 y el 30 de diciembre, día en que expulsó el feto a causa de múltiples maniobras abortivas.
Ese mismo 30 de diciembre -consta en la causa- la jovencita llevó los restos fetales a la casa de su novio y en la siesta partió hacia el río, donde los enterró.
Pero el 10 de enero pasado comenzó con fiebre y el 17 del mismo mes empeoró tanto, que fue necesario llevarla al hospital departamental, donde la derivaron en el acto hospital Rawson. Allí los médicos se toparon con los ovarios y el útero putrefactos, pus en el abdomen y un cuadro de infección generalizado que prometía lo peor.
La jovencita llegó a estar en terapia intensiva con un pronóstico incierto sobre su destino, pero se salvó. Y luego confirmó con sus declaración la denuncia de su madre y así quedaron complicados su novio y su vecina. Durante la investigación, la supuesta autora del aborto dijo que sabía que la jovencita quería abortar pero negó de plano haberle realizado el legrado. En cambio, dijo que hasta fue amenazada por saber de esas intenciones y acusó de la maniobra a un médico y un enfermero del hospital de Valle Fértil.
Sebastian Cortez también intentó desligarse. Dijo que quería tener el bebé, que no pagó por ningún aborto porque nunca supo que su novia se lo había hecho, ya que durante los días en que ocurrió todo estaban peleados por un malentendido.
Para el juez, no quedaron dudas de la versión de la propia jovencita y procesó a todos los implicados.