Fue alevoso porque lo engañaron y lo atacaron estando indefenso y desprevenido. También hubo ensañamiento porque primero le dieron golpes de puños y cuchillazos, para después pegarle con un hierro y un hacha hasta dejarlo moribundo. Y encima ellos eran cuatro contra una sola persona, a la que tiraron dentro de su coche por un barranco de 15 metros, mientras agonizaba. Estos son los agravantes del brutal asesinato del ganadero Néstor Onofre Moreno (52) la noche del 13 de marzo último en Pedernal, Sarmiento, y que ayer derivaron en los procesamientos contra un vecino suyo, la mujer de éste (y amante de la víctima) y dos jóvenes que ejecutaron ese crimen que en el futuro puede significarles una condena a prisión perpetua.
El juez Maximiliano Blejman dictó el auto de procesamiento y la prisión preventiva contra el puestero Nelson Daniel Chaparro (53), Eduardo Pedro Bautista Giménez (23) y Andrés Alejandro Rosselot (20) como presuntos autores de homicidio agravado por alevosía, ensañamiento y concurso premeditado de dos o más personas. La misma calificación, pero como partícipe principal, recayó sobre María Cristina Gómez (39), la mujer de Chaparro.
Para el titular del Cuarto Juzgado de Instrucción quedó demostrado que existió un doble móvil: Chaparro estaba enfrentando con Néstor Moreno porque era el amante de su mujer, pero además le guardaba rencor porque éste y su hermano lo habían denunciado por el robo de dos caballos. A raíz de esa acusación, Rosselot y Giménez (los amigos de Chaparro) fueron echados de la finca donde trabajaban.
Estos dos jóvenes confesaron que la tarde del miércoles 13 de marzo se reunieron en la casa de Chaparro, en Pedernal, y planearon el crimen. María Gómez hizo de carnada y llamó por celular a Moreno para citarlo a un encuentro amoroso en el lugar llamado ‘Los Indios’, en las afueras de Pedernal. La víctima llegó en su auto Renault Megane a ese sitio minutos antes de las 23 y a poco de descender fue atacado por Rosselot, que lo golpeó primero, y después por Giménez y Chaparro. Ahí mismo empezaron a clavarle cuchillazos, le pegaron con una barra de hierro y hasta con un hacha. Moreno terminó con fracturas en las costillas, puntazos en distintas partes del cuerpo y con la cabeza destrozada. Los mismos acusados, supuestamente, cargaron su cuerpo agonizante en el Renault y lo llevaron hasta un costado del Dique Las Crucecitas, donde tiraron el coche por un barranco con la víctima adentro.