El ojo izquierdo cubierto con un parche porque una de las trompadas que le dieron le provocó un derrame. Marcas rojas en el pecho y las piernas adoloridas por las múltiples piñas y patadas que recibió durante el robo. Y otra lesión complicada, una fractura en el brazo derecho, tras frenar con esa extremidad un fierrazo que iba dirigido a su cabeza. Esas heridas sufrió la noche del lunes el encargado de una finca veinticinqueña al ser atacado por tres delincuentes mientras descansaba. Los malvivientes rompieron la puerta de la casa de la víctima y lo golpearon en su dormitorio exigiéndole dinero. El hombre fue maniatado en su cama y como los ladrones no hallaron dinero, escaparon con un magro botín: 2 tarjetas bancarias, 2 celulares, 5 relojes, un facón y un cuchillo de carnicero, contó Elías Iñón (68 años, viudo), la víctima.

El violento ataque ocurrió el lunes a las 22.30 en una casa ubicada en una finca de vid en la que trabaja Iñón desde hace 50 años situada en el cruce de las rutas 183 y 270, en 25 de Mayo, contó el hombre. A esa hora, había terminado de escuchar en la radio el sorteo de la quiniela y se recostó. ‘Me gusta jugar y hace unos años me gané unos pesos. Supongo que pensaron que podía tener plata, pero no tenía nada’, explicó ayer.

Cuando estaba recostado en su cama, Iñón escuchó ruidos en la puerta y se levantó a ver. ‘Quería ganarles de mano, pero cuando quise acordar los tenía en el dormitorio’, agregó.

En ese momento, uno de los ladrones tenía un hierro en la mano y lanzó un golpe a la cabeza del encargado, pero el hombre se cubrió con su brazo. El golpe le provocó una fractura de cúbito y a pesar de herirlo, los malvivientes continuaron atacándolo, explicó Iñón.

Los ladrones tiraron a la víctima en la cama y dos de ellos se le subieron encima mientras lo golpeaban por todos lados. Luego de varios minutos, los asaltantes revisaron la casa y sacaron algunos objetos de valor. Antes de huir, maniataron al hombre de pies y manos, y le pasaron una soga al cuello que ataron a la cama para inmovilizarlo.

Alrededor de la 1.20 de ayer, el encargado fue en bicicleta a pedir ayuda a la casa de uno de sus hijos que vive cerca, relató un familiar.

‘Es la primera vez que me asaltan y no tengo miedo de que vuelvan, sino de ensuciarme las manos si regresan’, amenazó Elías Iñón, quien pudo ver a sus atacantes, pero no los conoce.