Bruno Monzón (49) seguirá libre. El último 1 de octubre había quedado en un serio aprieto luego de golpear a su cuñado Pedro Gómez (56) y provocarle la muerte, 29 días después. Desde entonces enfrentó un conflicto por partida doble: quedó imputado en una causa penal por el crimen y, además, enfrentó la incómoda situación de ser el homicida del esposo de su hermana Carmen. Justamente esta mujer, a través del defensor oficial César Oro, cuestionó el fallo por el que, el 7 de diciembre pasado, un juez ratificó el juicio abreviado entre Fiscalía y el imputado con su Defensa, y lo condenó a 3 años de prisión en suspenso (sin encierro) por el delito de homicidio preterintencional.

Y ahora la jueza del Tribunal de Impugnación, Ana Lía Larrea, confirmó ese fallo, desestimando así el reclamo de Carmen Monzón para que su hermano fuese enjuiciado y condenado por homicidio simple, con penas de entre 8 y 25 años. Sin embargo, tanto el fiscal Fabrizio Médici como la jueza entendieron que el reclamo debía rechazarse, porque no explicaba cómo y por qué no se habían valorado algunas pruebas que, en su opinión, hubieran llevado a considerar que hubo otro delito.

CRIMEN ATENUADO

Según la ley y los teóricos del derecho penal, el homicidio preterintencional se configura cuando el autor busca causar un daño en el cuerpo o la salud de la víctima, pero no su muerte. A esa falta de intención de matar, se suma que el medio empleado, en este caso “una cachetada” (según testigos), no debió razonablemente causar una consecuencia letal.

Todo se inició a eso de las 19 en la esquina de Doctor Ortega y Gobernador Rojas, Rawson. Tras el golpe, Gómez cayó hacia atrás, de nuca, y sufrió una lesión cerebral de la que no pudo sobreponerse.

Hubo otros dos condimentos clave: Monzón mide alrededor de 1,90 metros, Gómez algo de 1,70 y, además, estaba ebrio. Tres pequeños sobrinos de ambos involucrados atestiguaron que esa tarde ellos esperaban un remís para ir al cine, cuando vieron a Gómez salir molesto luego de una discusión con su hermano. También dijeron que casi lo atropelló un auto cuando cruzó la calle, que se le cayeron sus anteojos y cuando su cuñado los levantó para dárselos, lo insultó, le tiró al menos dos trompadas y una patada, y que Monzón se defendió con una cachetada.

La decisión de la jueza Larrea aún no está firme.