La escena montada logró el efecto buscado: cautivar y persuadir. Ocurrió el 21 de febrero pasado en un pequeño negocio de regalería y venta de ropa en el barrio Teniente Silva, en Rawson. Allí, un sujeto bien vestido, simuló recibir llamados de gente de la política y hasta dejó caer algún nombre, como el del fiscal de Estado Guillermo De Sanctis, para no dejar dudas de sus ‘influencias’ en todos los ámbitos del Gobierno, del cual se decía proveedor en varios rubros. Cuando la incauta comerciante cayó, prometió un subsidio para mejorar su comercio a cambio de $13.500 de sellado.Y cuando la mujer le dijo que antes que el subsidio prefería una casa para su hija que siempre se inscribía y nunca salía sorteada en el IPV, desplegó toda su habilidad de embaucador y fue por más: prometió una vivienda en un barrio a entregar en inmediaciones de 25 de Mayo y Balcarce, Santa Lucía.
Primero se encargó de llevar a la comerciante Leila Pereyra hasta el Centro Cívico, la dejó esperando en un espacio común y luego de ingresar a una oficina salió con unos papeles que ella debía firmar y le sacó $2.000 para el supuesto subsidio.
Después empezó a presionar con la ‘urgencia’ de que le entregaran $30.000 para no frustrar la entrega de la carpeta por una casa. Y para hacer más creíble el engaño, llevó a Leyla y a su hija Nadia hasta el barrio y, con la complicidad de otro sujeto (aún sin identificar) hasta tomaron medidas para hacer el cierre perimetral y otras previsiones.
Entusiasmadas, las mujeres sacaron un préstamo bancario y le entregaron la plata a ese sujeto en un café de San Luis y Urquiza, Capital.
Sin embargo la mentira se descubrió el 27 de febrero, cuando una vecina les avisó que ese sujeto que se había presentado como César Carrera (el apellido materno) era el renombrado estafador César Esteban Vignoli. Pero entonces ya era tarde, la plata ya se la habían entregado.
En el acto hubo denuncia. Y en el acto también el juez de Instrucción Pablo Flores ordenó meterlo preso. Ayer, el mismo juez le dictó prisión preventiva y mandó a embargar en $100.000 los bienes del estafador.
El pasado 10 de abril, la jueza Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) le había impuesto la quinta y más dura condena que se conoce oficialmente hasta ahora contra Vignoli: 6 años de cárcel por tres fraudes. En esa causa, el embaucador sigue libre porque aún no está firme la sentencia.

