Desde hace varios años, Mónica Beatriz Espínola (50 años, docente) elegía el mismo destino turístico para pasar sus vacaciones: las playas de Mar del Plata. Pero este año decidió cambiar de rumbo y eligió las tranquilas costas de Necochea, ubicadas al Sur de Buenos Aires. Ese sería el último viaje que realizaría. El lunes último, mientras disfrutaba del mar junto a una amiga en una playa en la que no hay guardavidas, la muerte la sorprendió. Una ola la chupó y su compañera trató de socorrerla, pero fue inútil, el Atlántico la devolvió sin vida. Su muerte agudizó aún más el conflicto gremial que venía desde hace casi tres meses entre los salvavidas y el municipio de esa localidad, quienes ahora se reprochan mutuamente por el trágico deceso de la turista sanjuanina.

Según Omar Pineda, cuñado de la víctima, Espínola quien se crió y tiene a toda su familia en Rawson, había emigrado a Mendoza hace 15 años, era soltera, no tenía hijos y desde el 4 de enero estaba vacacionando junto a un contingente en las playas de Necochea.

El lunes, alrededor de las 13, Mónica y una amiga se metieron al mar en Playa de los Patos, un lugar que no cuenta con salvavidas. Justamente en ese sector y en otro de la costa atlántica (avenida 75) es donde Juan Di Russo, secretario general de la Asociación de Guardavidas de Necochea-Quequén, venían reclamando al municipio desde noviembre pasado la instalación de dos puestos con salvavidas. Como también otros elementos: ropa, sogas, torpedos, torres, sombrillas, una camioneta (hay dos) que cuente con resucitador cardiovascular y un incremento salarial, comentó a este diario vía telefónica el gremialista.

Lo que pasó fue que Espínola fue arrastrada por una ola hacia el interior del océano y alcanzó a gritar pidiendo ayuda. Su amiga quiso agarrarla, pero no pudo. Otros turistas se acercaron a ayudar, pero los esfuerzos fueron en vano. Segundos después, el mar la devolvió casi sin signos vitales, contó su cuñado. Luego, la trasladaron a un centro de salud cercano, pero ya había fallecido, dijeron las fuentes.

A raíz de la muerte de la sanjuanina, el conflicto entre los guardavidas y la Muncipalidad de Necochea se profundizó aún más. En gran parte, porque desde el municipio deslindan responsabilidades y aseguran que Espínola sufrió un accidente cerebro vascular (ACV).

En cambio, Di Russo contradijo esa versión: "llevo 36 años de guardavidas y sé cuando una persona se ahoga. Si sufrió un ACV, sea en el mar o arena, la persona está viva y se la puede trasladar a un hospital. Esta mujer se ahogó", precisó el hombre.

La hipótesis de una muerte por inmersión también fue apoyada con un estudio que ordenó la familia de la víctima en el cadáver. "Acá hubo negligencia de las autoridades de Necochea y no sufrió un ACV como ellos dicen. Ella sabía nadar y se ahogó. Es más, en un estudio que le hicimos se le detectó a mi cuñada arena y agua en los pulmones", relató Omar Pineda. Este diario intentó contactar a los funcionarios del municipio necochense pero fue imposible obtener una declaración.

El martes sus restos fueron traídos a San Juan y ayer los sepultaron en un cementerio de Rawson.