"Hacer la denuncia es perder el tiempo porque nunca aparece nada. Soy un laburante y lo único que quiero es vivir tranquilo. La inseguridad tiene que parar", disparaba molesto ayer por la mañana Gabriel Fernando Gochicoa (44) mientras miraba los destrozos que hicieron los ladrones en su oficina ubicada en el interior de "Abastera del Valle", en Concepción, Capital. Su bronca era porque los delincuentes, tras forzar puertas y candados del frigorífico, enfilaron a esa habitación y le robaron $10.000 que tenía circunstancialmente para pagarle a proveedores. Además se llevaron otros $1.000 de otros muebles, una costosa notebook, una impresora, un maletín con papeles, dos balanzas, un posnet (escaner de tarjetas de crédito) y un teléfono, precisó el hombre.

Hace 15 días atrás, a otro empresario de la carne y amigo de Gochicoa, fue atacado y reducido violentamente por tres delincuentes armados en la casa lindante al frigorífico cuando estaba junto a su esposa, hija y sus padres. Ese día le robaron más de $20.000, dijeron en la Policía.

Los robos para Gabriel Gochicoa no son nada nuevo. El empresario contó que hace 15 años está en el negocio de la carne y ha sido víctima de varios robos, incluidos dos violentos asaltos. Ayer, su oficina dentro del frigorífico ubicado en Lateral Norte de Circunvalación, entre Rawson y Caseros, fue blanco de los ladrones.

Antes del robo, Gochicoa estuvo hasta última hora del jueves y se fue al Matadero Municipal a buscar a César Capriotti (74), dueño del frigorífico y amigo personal, que llegaba desde La Pampa con un cargamento. Como iba y venía -dijo- dejó $10.000 que tenía ocasionalmente para pagarle ayer a un proveedor. Cerró todo y se fue al matadero pero nunca regresó al depósito porque, en la charla, se le hizo tarde, precisó el hombre.

Se sospecha que los ladrones (al menos dos) rompieron con una amoladora el candado del portón principal. Luego enfilaron por un pasillo a una puerta corrediza que da a una carnicería pero no la pudieron abrir. Ahí se dedicaron a cortar dos candados de un portón cercano que da a la oficina administrativa de Gochicoa. Llegaron a la puerta y, aparentemente, con una barreta forzaron la cerradura. Una vez dentro, los delincuentes revolvieron todo y revisaron los cajones del escritorio. Allí estaban los $10.000 más otros 700. Después se colaron por una pequeña ventana hacia la carnicería y sacaron $300 de la caja y dos balanzas. Los demás aparatos los sacaron de la oficina junto con unos cheques y huyeron.

Cerca de las 6, un vecino le dio la amarga novedad al empresario cuando vio los candados cortados en el frente, dijo Gochicoa.

"Los ladrones piensan que andamos con plata pero acá trabajamos por el pasto y la herradura. Es de terror la inseguridad. En el día tenemos un adicional que nos cuida y encima hoy (por ayer) iban a colocar la alarma por lo que le pasó a mi amigo, pero fue tarde. Igual vamos a poner más seguridad", indicó Gochicoa.