Parecía un sábado más de trabajo, de cobrar boletas y recibir apuestas. Pero a poco de abrir, 10 minutos antes de las 9 de ayer, la rutina se convirtió en un terrible sobresalto: dos ladrones (uno a cara descubierta, otro con una media) que entraron con un arma y toda la amabilidad explicaron a las tres empleadas detrás del mostrador lo más evidente (que era un robo) y que se quedaran tranquilas porque no tenían intenciones de dañarlas. Luego uno cerró la puerta de ingreso con llave y el otro corrió las cortinas para evitar miradas delatadoras desde la calle. Y en segundos tiraban a todos en una oficina trasera, donde el dueño de la agencia de quiniela hacía el recuento del dinero que pretendía depositar el lunes: unos 17.500 pesos. También le sacaron otros 2.500 pesos de su propiedad que guardaba en una caja fuerte.
En menos de tres minutos los delincuentes se alzaron con unos 20.000 pesos y huían en una moto de gran cilindrada, supuestamente una Honda Transalp de color verde o gris, dijeron fuentes policiales.
Cuando los delincuentes se fueron, el dueño de la agencia, José Murcia (59) sufrió una descompensación por problemas de presión y fue derivado al hospital Rawson con una de sus empleadas que está embarazada, aunque enseguida ambos volvieron a sus casas.
Todo pasó en la agencia que Murcia tiene en General Paz 2488 Este (al este de Colón) en Santa Lucía. Y ayer los policías de la comisaría 5ta. al mando del comisario inspector Manuel Peña y los de Robos Hurtos de la Brigada de Investigaciones, estaban convencidos de que los ladrones sabían que Murcia tenía esa suma, la mayoría proveniente del cobro de boletas por los sistemas de "Rapipago" y "Lotipago".
"Esta es la segunda vez que nos roban. La otra vez se nos metieron cinco encapuchados en la panadería. Ahora no nos hicieron nada, pero vamos a tener que hacer algo para mejorar la seguridad", dijo ayer Murcia, antes de enfilar a revisar los álbumes fotográficos de la policía para intentar identificar a algún sospechoso.