No hacía más de dos horas que acababa de vender una camioneta por 20.000 pesos. Había sido una transacción supuestamente entre particulares y pocos sabían de la existencia del dinero en esa casa del barrio Aramburu. Sin embargo, en el momento en que la dueña de la vivienda cenaba con sus tres hijos pequeños, tocaron la puerta y recibieron la inesperada visita de dos hombres vestidos como policías y otro sujeto que entraron violentamente con pistolas 9 milímetros. Buscaban nada más y nada menos que la plata de la venta de la camioneta. Y la consiguieron porque después de que maltrataron a la mujer y la dejaron maniatada junto a sus niños, hallaron los fajos de billetes en el interior de un bombo y escaparon con el botín.
Para la Policía queda más que claro que fue una "entregada" y la sospecha apuntaba a todas las personas que conocían de la venta de esa Ford F-100. Los que podían aportar datos eran Verónica Zocali y su marido Pablo Chiconi, quienes vendieron la camioneta y luego sufrieron el asalto el jueves a la noche en su casa del barrio Aramburu, en Rivadavia, confirmaron en la Seccional 27ma.
La versión policial es que la pareja cerró el trato el jueves entre las 20.30 y las 21 y se llevó el dinero a su domicilio. A la camioneta la dejaron en un taller de Concepción porque el comprador supuestamente quería hacerle algunos arreglos. Los Chiconi Zocali se confiaron y guardaron el dinero en su casa, sobre la calle Alberdi, entre Cipolleti y Cattani. El jefe de la familia después salió, mientras que Verónica preparó la cena. Eran cerca de las 23, cuando la chica de 31 años comía con su hija de 9 años, su nene de 5 y su pequeño de 1 año, y llamaron a la puerta, informó la policía.
La nena habría visto por la ventana a dos hombres vestidos como policías, entonces Verónica salió a atender. Fue ahí que los sujetos -los describió de pelo corto y con uniforme azul como de combate, portando pistolas 9 milímetros- la empujaron y la encañaron. Otro hombre de jeans y campera clara entró por detrás. "¡¿Dónde está la plata gruesa?!", le gritaron, según la Policía. Uno de los delincuentes la tomó por el cuello y arrinconó contra la pared. Llegaron a decirle que si no entregaba el dinero, iban a ir a buscar a su suegra que vive en otro sector del barrio. Eso revela que la banda manejaba muchos datos de la familia.
La joven se cerró en que no tenía dinero. Los delincuentes no le creyeron y con un cinto le amarraron las manos. A los chicos también les ataron las manos con cinta de embalar y hasta les taparon la boca. Tras revisar toda la vivienda, al final dieron con los 20.000 pesos que estaban ocultos dentro de un bombo. Además del dinero, se llevaron dos celulares, una notebook y un par de alhajas de oro.

