Cuando entraron a robar, los ladrones hasta se dieron tiempo para carnear una vaca y dejar los restos en el mismo campo del dueño. Aquella vez cargaron la carne del animal y también muchas de las cosas que había en esa casa de la zona de Angualasto, en Iglesia, para llevarlas unos 15 kilómetros más lejos, hasta Colangüil. Ollas y todos los utensilios de cocina, ropa de cama, un televisor, un taladro, un esmeril, un bidón con aceite y hasta unas boleadoras fueron parte del botín.

Pero al robar, los sospechosos dejaron rastros y los policías de la comisaría 22da. de Rodeo a cargo del subcomisario Juan Andrés Avila, no tardaron en encontrarlos. El jueves, descubrieron en una propiedad abandonada casi todo el botín sustraído el 3 de agosto pasado en el paraje "California, Buena Esperanza". Y también un grupo electrógeno robado a un ingeniero civil que hacía trabajos en el cementerio de Colangüil.

Tanta evidencia complicó a los hermanos Carlos y Ramón Díaz, y ambos fueron apresados como sospechosos de cometer esos delitos, dijeron ayer fuentes policiales.