El caso no tiene precedentes: por primera vez hubo un robo en el edificio donde funciona el Juzgado federal en lo penal, ubicado la céntrica esquina capitalina de Mitre y Entre Ríos, dijeron fuentes judiciales.

No fue un robo cualquiera: lo que se llevaron fueron cantidades no precisadas de cocaína, marihuana y dinero secuestrado a los delincuentes en distintos operativos, que estaban bajo la custodia de una secretaría penal del juzgado dirigido por el magistrado federal Leopoldo Rago Gallo, precisaron las fuentes.

La primera consecuencia de esa sustracción fue la orden del juez federal Miguel Gálvez (subroga a Rago Gallo, está de licencia) fue relevar por ahora de la custodia del edificio a la Policía Federal y encomendar esa tarea a personal de Gendarmería Nacional.

La decisión -aclararon- no implica considerar sospechosos de nada a los policías desplazados. En la práctica, son un puñado de efectivos: el uniformado afectado a registrar ingresos y egresos en la mesa de entradas y sus relevos diarios.

Según las fuentes, el juez Gálvez también ordenó que la secretaría penal afectada por las sustracciones (la Nº 5, precisaron los voceros) realizara la denuncia del caso en la Gendarmería y no en la Fiscalía federal, precisaron los voceros del caso.

¿Cuánta plata y cuánta droga se robaron? voceros del caso aseguran que fueron cantidades mínimas (no precisaron los montos totales) ligadas a varias causas. También se estimaba que se cometió el delito con la modalidad del ‘robo hormiga‘, es decir en ataques sucesivos y no de una vez. El denominador común fue que todos los hechos tuvieron como blanco las causas de la Secretaría Penal Nº 5.

Ayer no trascendió cómo se descubrieron esos faltantes. Lo cierto fue que apenas se conoció la maniobra, el juez Gálvez ordenó que se produjera el relevo de la custodia en el edificio, mientras los pesquisas de Gendarmería establecen cómo y quién o quiénes cometieron el delito.

Fuentes de la Justicia federal estiman que el autor del robo es alguien que sabe del movimiento interno en el edificio, y que tiene un mayor conocimiento aún de los lugares donde estaban secuestrados las drogas y el dinero.

Ayer no trascendió si el delincuente usó o no alguna llave para poder hacerse de los estupefacientes y el dinero. Pero la misma modalidad con la que aparentemente se cometieron las sustracciones, parecía inclinar las miradas a las personas que frecuentan mayormente esos sectores. ‘Hay que dejar que avance la investigación, por ahora no hay sospechosos‘, dijeron.