‘Un día vamos a llegar y nos vamos a encontrar con que se llevaron lo poco que quedaba en la escuela. Por este robo, los chicos van a saber la parte teórica de las materias, pero para que hagan las prácticas tal vez pase un año porque son cosas difíciles de conseguir’. La frase salió ayer de Pedro Mercado, director de la escuela técnica EPET Nº7, situada en el corazón del Bº Aramburu, Rivadavia. Días atrás, el colegio fue atacado por ladrones por segunda vez en cuatro meses (ver aparte) y dejaron un sabor amargo a alumnos y docentes. Y es que los delincuentes sustrajeron costosos aparatos y gran cantidad de herramientas usadas en prácticas sobre energías no convencionales, valuadas en unos 10.000 pesos, precisó Mercado. Lo insólito es que al fondo del colegio está ubicada la Seccional 27ma, pero ni eso detuvo la incursión de los delincuentes.
Según Mercado, la escuela no tiene casero y el miércoles pasado fue el último día en que hubo actividades. Una portera fue la primera en descubrir el robo el lunes cuando abrió el colegio (el hecho trascendió ayer). Aparentemente, alguien de contextura pequeña (sospechan que fue un niño) rompió el policarbonato de una ventana de un salón administrativo y se coló entre las rejas. Allí sustrajeron un radiograbador y sacaron las llaves del taller de energía, donde los alumnos realizan sus prácticas. Pero antes de llegar a esa aula, los malvivientes rompieron una ventana del buffet y con una especie de gancho sacaron mercaderías.
Luego, abrieron los candados del taller y sacaron lo que encontraron: llaves, un luxómetro (costoso aparato para medir temperatura y cantidad de luz de un ambiente), una caja con pinzas, buscapolos, destornilladores, soldadores de estaño, un taladro, mechas, entre otras cosas, precisó Mercado. Después revisaron el aula de la biblioteca y de ahí robaron otras dos cajas con herramientas, 10 parlantes de computadora, 3 mouse y 2 baterías de 12 volts. A todo esto nadie se percató del robo porque alrededor no hay ningún vecino.
‘Antes vivía gente que usurpó dos aulas de la escuela y por eso no pasaba nada, porque estaban ellos. Logramos sacar a esta gente y la escuela quedó indefensa. Lo ideal sería que pongan un casero’, explicó Pedro Mercado.

