Jorge Luis Chena (50) había salido a preguntar si saldrían a trabajar y ya volvía, cuando su hermano lo llamó para informarle algo muy desagradable: su casa se estaba quemando. En instantes llegó para sumarse a los intentos desesperados por controlar ese incendio, pero ningún esfuerzo fue suficiente y al final hubo resignación. El fuego, que comenzó por causas aún no establecidas, había destruido la vivienda prefabricada de madera con todo lo que había adentro: un televisor, una cocina, una mesa, cinco sillas, dos camas, un ropero con toda la ropa y el calzado, la cocina con cada plato y cada cubierto, habían quedado reducidos a escombro y chatarra inservible.

No saben si hubo falla eléctrica o si alguien inició el fuego. "No tengo problemas con nadie", dijo Chena.

Ocurrió alrededor de las 22 del martes en la prefabricada de madera de unos 6 metros por 6 que Jorge Luis Chena había construido por lo menos cinco años atrás con ayuda de sus familiares, en el fondo de la propiedad de sus padres en calle Suipacha, unos 200 metros al Oeste de La Laja, en Villa Alsira, Albardón.

El jornalero es padre de tres hijos y está separado. Y ayer estaba muy afligido porque con su trabajo en la cosecha de uvas y otras tareas en las fincas apenas le alcanza para vivir.

Tan rápido se expandieron las llamas, que el jornalero agradecía que justo cuando ocurrió el desastre no estuviera su auto bajo el precario garaje de palos y chapas que construyó al lado para protegerlo de sol y las lluvias.

Cuando los bomberos llegaron, ya nada se podía hacer. "Me dijeron que iban a venir hoy (por ayer) para ver por qué se inició el incendio... la verdad que no sabemos si fue una falla eléctrica o alguien prendió fuego, pero yo no tengo problemas con nadie", dijo Chena.

Y concluyó: "jamás me pasó algo así, la verdad que quedarse sin casa y sin nada es una sensación muy fea, pero bueno... lo importante es que estamos bien, que no le pasó nada a nadie de mi familia... habrá que arremangarse y empezar otra vez".