En análisis en los cadáveres de Luján Peñalva (19) y Yanina Nüesch (16), las jóvenes que conmocionaron al país luego que el lunes las encontraran ahorcadas con la misma soga en un árbol, en Salta, confirmó que no presentaban signos de violencia (puntazos o heridas de bala) y tampoco de abuso sexual. Así lo informó el juez del caso Pablo Farah quien revelo que la causa de muerte fue asfixia por ahorcamiento, casi simultáneo en ambas víctimas. Y aunque en base a ese dato admitió la hipótesis de un pacto suicida, ayer aseguró que no descartaba otras teorías.
La hipótesis de un suicidio acordado se sustenta hasta ahora en testigos que hablan de averiguaciones de una chica para hacer nudos. O la versión del novio de Peñalva, Ezequiel Fredes, quien dijo que estaba mal porque se había peleado con sus padres, y porque a través del chat Peñalva le dijo que se iba ‘a matar‘ porque no toleraba su ‘vida horrible‘, informó la agencia Télam.
De todos modos lo que parece no cerrar es por qué Nüesch secundaría a su amiga en una decisión tan trágica, pues por ahora todo indica que Peñalva (ex participante de Soñando por Cantar) es quien parecía más proclive a tomar esa determinación.
Ayer, el juez señaló que los peritos estimaron la data de muerte en 24 a 28 horas anteriores al hallazgo, es decir, que pudieron haber fallecido entre las 15 y las 19 del domingo pasado. También descartó que Peñalva estuviera embarazada y anticipó que ahora se realizarán estudios de ADN (en hisopados, uñas y cabellos) y toxicológicos para confirmar o desechar otras teorías.
Aseguró además que en el lugar del hallazgo se encontró la cartera de una de las fallecidas y en su interior el teléfono celular que será peritado para analizar su contenido y las huellas en su teclado y pantalla.
Para los investigadores es ‘clave‘ saber qué hicieron las chicas entre las 14 del sábado, cuando fueron vistas por última vez, y las 15 del domingo, cuando aparentemente murieron.
El sábado salieron del barrio San Carlos (zona Sur de la capital salteña) rumbo al macrocentro de la ciudad, para encontrarse a almorzar con el padre Peñalva. Desde entonces nada se supo de ellas hasta el lunes a las 19, cuando las encontraron a 400 metros de su barrio, muertas.

