El primer blanco fue un comercio familiar del barrio Rural II, sobre avenida Libertador, en Alto de Sierra, Santa Lucía. Allí con la complicidad de una mujer y un adolescente que compraron algo de fiambre para cerciorarse de que nadie interrumpiría sus planes, redujeron a un comerciante y a su padre, y hasta lanzaron tres disparos, uno dentro del negocio, para robar la recaudación. En la policía estaban convencidos ayer de que dos horas después, al voleo, la misma banda (la conexión estaría en el auto usado) redujo a punta de arma a un grupo de 8 amigos (y la nena de una pareja) que se habían reunido en una casa de calle Roque Sáenz Peña y les llevaron lo que pudieron: 7 celulares, cuatro billeteras con algo de dinero, algunos aparatos electrónicos y las alianzas de los dueños de casa.

A 9 PERSONAS

El más dramático de los asaltos ocurrió alrededor de las 00,30 de ayer en Roque Sáenz Peña al 7.000 Este en Santa Lucía. Según la dueña de casa, María Fernanda Pellegrini, a esa hora tres de los amigos que había invitado estaban fuera de la casa preparando un asado cuando vieron pasar un auto hacia el Este y luego al Oeste lentamente. Hasta que segundos después tres sujetos armados entraron a la carrera por el portón, encañonaron a los de afuera y enfilaron con todos hacia el interior de la casa. Adentro, una de las invitadas quiso resistir, pero desistió cuando atravesaron un arma por la puerta, encañonándola.

"Donde están las camperas, dame la plata, dame el oro’, ordenaron, mientras le daban un cachazo en la cabeza al dueño de casa, Santiago Fernández, y ordenaban parar el llanto de su pequeña de 4 años.

María Fernanda recordó que todos fueron a parar al piso mientras ella se encargaba de cuidar a su nena y acceder a las peticiones de los delincuentes, que en un momento encañonaron a su marido para obligarlo a abrir la puerta ante la llegada de su primo, la octava víctima de los ladrones.

Una Play Station, una computadora completa, una cámara de fotos, 7 celulares, alianzas, cuatro billeteras con algo de plata, un bolso con la ropa de trabajo de Fernández, fueron las cosas que robaron antes de dejar a la mayoría encerrados en el baño.

"Casi me muero, estuvieron 20 minutos pero me pareció una eternidad. Es la primera vez que me pasa algo así en los 8 meses que llevo viviendo acá, pero no me voy a ir, esta casa la construimos con mucho esfuerzo. Da mucha bronca que uno tenga que poner tapiales para que no se te metan estos hijos de p…", dijo ayer la mujer al borde del llanto.