A la vista. La puerta por la que entraron los ladrones da a la calle, pero nadie vio nada. Al parecer rompieron la cerradura de una patada y adentro no dejaron nada sin revisar.

Fueron tantos los nervios, tanta la impotencia, que una mujer debió ser internada luego de que delincuentes saquearan su casa de Concepción, Capital, donde además tiene una peluquería.

Según su hijo mayor, el dañino ataque afectó tanto a Andrea Funes (45) que se le subió el azúcar (es diabética) la presión y tuvieron que trasladarla al Hospital Marcial Quiroga, donde los médicos decidieron dejarla internada por su profunda crisis. "Se sigue quejando, se enoja, se larga a llorar de la impotencia que tiene", afirmó el chico.

El golpe ocurrió entre las 21.30 y las 22.30 del pasado miércoles, en la casa donde Funes vive con sus hijos de 17 y 10 años, ubicada en inmediaciones de Entre Ríos y Colombia. "Parece que nos tenían fichados", apuntó el hijo, quien al momento del robo estaba en la escuela. Al parecer, los ladrones esperaron a que Funes saliera junto a su hija menor para ir un gimnasio cercano. Y lograron meterse tras violentar la puerta de ingreso que da a la calle. Una vez adentro revisaron todos los sectores en busca de pertenencias de valor, como los $35.000, aparatos y ropa que se llevaron. De la peluquería además robaron algunas cosas, como una máquina de cortar pelo y una planchita, dijo el joven. También hicieron daño, porque rompieron dos TV que no pudieron llevarse.

Cuando Funes llegó se encontró con la amarga sorpresa y entró en crisis. Esa noche la pasó muy mal y ya por la mañana decidieron llamar a una ambulancia. En el Marcial Quiroga pasó todo el jueves, el viernes y recién para hoy estaba previsto que le dieran el alta.

"Es terrible la impotencia. Imaginate que hoy iba a ponerme las zapatillas y no las encontré", dijo ayer el hijo mientras dos vecinas se acercaban a preguntarle cómo estaba su madre. Una de ellas esa noche escuchó ruidos, pero creyó que provenían de un portón y por eso no sospechó. En la zona no hay cámaras de seguridad, pero por los constantes ataques los vecinos cuentan con una alarma comunitaria, que esta vez nadie activó. La denuncia recayó en la seccional 2da.