El último que vio a Cristian Molina fue su hermano mayor Ricardo. Habían estado trabajando juntos hasta la noche del jueves en una finca de El Mogote, después esperaron que le pagaran y se tomaron una cerveza. Cerca de la una de ayer, el más joven de los Molina se despidió diciendo: ‘Me voy porque mañana tengo que levantarme temprano para trabajar, el papi me consiguió unas gamelas’ y se alejó en su bicicleta por Benavídez al Oeste rumbo a su casa. Extrañamente nunca llegó y nadie lo vio más. Horas más tarde, a las 11 de la mañana, el joven era hallado muerto boca abajo, con su bicicleta, dentro de una acequia a la orilla de esa calle.

El fallecido se llamaba Cristian Eduardo Molina, era soltero y tenía 25 años. Su cadáver apareció en ese cauce a 500 metros de su barrio La Comuna San Miguel y al Este de Colón, en Chimbas. Los policías de la Seccional 29na, a cargo del comisario Jorge Cataldo, en principio barajaron la posibilidad de un crimen o que un vehículo lo haya atropellado y abandonado, pero luego fueron descartando esas hipótesis y anoche llegaron a la conclusión de que el joven se cayó solo con su bicicleta y eso le provocó la muerte.

Fuentes del caso revelaron anoche que la autopsia, realizada por la médica forense María Vázquez, indicó que la causa del deceso fue un fuerte traumatismo de cráneo. Esto encajaría en la hipótesis de una caída casual. La bicicleta no evidenciaba daños en las ruedas, que hiciera pensar que lo hayan chocado, pero sí tenía quebrados dos caños del cuadro. Eso hace suponer a la policía que Cristian Molina quizás se salió de la calle, mordió o golpeó un bordo de tierra y se precipitó de cabeza, con todo el peso, contra un costado de la acequia. Creen que ahí recibió el golpe mortal en la cabeza y sufrió ese corte en la frente, a la vez que en ese momento también pudieron quebrarse los caños de su rodado, y terminó en el agua.

Él quedó casi sumergido (todavía tenía el celular y su dinero) en el canal toda la noche y la mañana hasta que un vecino descubrió su cadáver. Joaquín, el padre, contó que la familia estaba preocupada porque el joven no aparecía, además porque debía ir a cosechar. ‘Pensé: se quedó con una amiga, pero era raro porque andaba con ropa de trabajo’, contó. Cerca del mediodía, alguien les avisó que Cristian, el penúltimo de sus siete hijos, estaba muerto en una acequia cerca de la casa.