Lorena caminaba desde el fondo al interior de su casa, cuando un fuerte estruendo la obligó a desviar su mirada a la calle. Lo que vio la dejó con el corazón en la boca, un auto destrozado contra un eucalipto. Y la movió a correr en el acto hacia el lugar del siniestro: llamó al 911 mientras se desesperaba por hacer algo, hasta que llegaron policías de la Seccional 19na y ayudó a sacar del vehículo a ese chofer que agonizaba. Creían que tenía chances, pero minutos después personal sanitario a bordo de la ambulancia de San Martín, les quitaba la esperanza: el conductor había muerto.

Luego se supo que se llamaba Juan Pablo Suvire y tenía 33 años. Voceros familiares precisaron a este diario que Juan Pablo trabajaba como sereno en una aceitera y había pasado la noche en la casa de sus padres en el barrio Área I, en Caucete.
A la hora del siniestro, a las 10.30 de ayer, volvía a su casa en Capital, donde vivía con su esposa y sus tres pequeños hijos: un varón de 11 años, una nena de 8 años y una beba de 8 meses.
Según sus parientes, siempre que iba a Caucete volvía a Capital por San Martín en lugar de tomar la ruta 20. Y esa rutina repetía ayer a media mañana, por avenida Rawson hacia el Oeste, cuando perdió el control y se estrelló contra un eucalipto situado a su mano derecha, entre las calles Mitre y Belgrano en la zona de La Puntilla.

La vecina que vio todo y avisó a la Policía, precisó a este diario que la víctima viajaba sin el cinturón de seguridad. Y por la violencia del impacto (el Chevrolet Corsa de Suvire se incrustó en el árbol), los uniformados estaban convencidos de que viajaba a elevada velocidad. También suponían que la causa del siniestro pudo ser una falla humana. Si bien no percibieron olor a alcohol, creen que el joven chofer pudo haberse dormido.

‘Qué desgracia, hace como 15 años su hermano Gustavo, también murió en un accidente’, precisó un familiar.