¿Por qué sólo el relicario con los restos de San Antonio de Padua y no otros objetos de valor? ¿Quién querría una cosa así? ¿Acaso un fanático que quiso provocar un dolor mayúsculo a la masiva concurrencia de fieles por las celebraciones en honor del santo de los enamorados y las cosas perdidas? ¿Acaso alguien que creía que el relicario con pequeñas incrustaciones que guardaba parte de una mejilla del santo es de oro? ¿Acaso fue un hecho tan puntual y preciso que cabe atribuirlo a un ladrón que robó para un coleccionista?.

Muchos interrogantes, pocas respuestas. Al menos por ahora, porque entre el domingo y ayer policías de Sarmiento y una comisión de 14 pesquisas de la Brigada de Investigaciones y la Dirección de Inteligencia (convocados especialmente para el caso), hizo 9 allanamientos en Media Agua, Colonia Fiscal y Tres Esquinas, sin resultados positivos, dijeron fuentes policiales.

La línea que seguían en esos allanamientos apuntaba al ladrón local, a alguien que quizá creyó que el relicario es de oro (no lo es) o sólo quiso hacer daño. Pero ni esas ni otras teorías podían ayer ser descartadas porque no hay a la vista ninguna pista en concreto.

El conmocionante hecho ocurrió horas después de la fiesta a las que concurrieron unas 10.000 personas de distintos puntos del país. Se supone que el robo ocurrió durante la noche del domingo, pero fue descubierto a las 7,30 de ese día en la mismísima parroquia del Santuario de San Antonio de Padua, ubicada en Mendoza y López, en Media Agua, Sarmiento.

A esa hora abrieron la parroquia y descubrieron que el grueso blindex (tiene 10 milímetros de espesor) de la urna que guardaba los restos del santo había sido roto, quizá con un elemento punzante. Y que el sagrario con restos de su mejilla que habían sido traídos en 1987 especialmente desde Italia (allí el santo nació en 1.195, murió en 1.231), ya no estaban. El o los ladrones rompieron y se metieron por una ventana que da al norte del templo, hicieron blanco especialmente en el relicario y huyeron por una ventana del lado opuesto.

Al conocer el hecho, la comunidad católica de Sarmiento y de la provincia quedó consternada. Es más, el domingo, durante la misa, muchos no ocultaron su amargura y se pusieron a llorar.