Un abogado que durante cuatro años trabajó en la Fiscalía Federal de primera instancia (no cumple más esa función desde el 1 de marzo pasado) fue apresado el martes en la noche por orden del juez federal Leopoldo Rago Gallo. Y ayer comenzó a escuchar las pruebas que, en opinión del magistrado, lo complican en los supuestos delitos de tráfico de influencias y encubrimiento, dijeron fuentes judiciales.
¿Cuáles pruebas? Básicamente una escucha telefónica con una mujer detenida en noviembre pasado con otros sujetos (varios son barras de Sportivo Desamparados) por un caso de drogas. En esa intervención del teléfono que la mujer usaba en la cárcel, el letrado Alejandro Miquelarena, le asegura que dejará la Fiscalía para empezar a trabajar en forma independiente y le promete a la sospechosa conseguirle prisión domiciliaria, haciendo valer su puesto y sus contactos en la Fiscalía, dijeron los voceros.
Suponen que cometió un posible encubrimiento porque la mujer le pide que, además, interceda por su concubino entonces prófugo (ya está preso) y porque al parecer se reúne con él en la clandestinidad cuando en realidad debía facilitar su captura, indicaron.
Otra prueba es la presentación por escrito que realizó un abogado del foro local en la Secretaría Penal Nº4 del Juzgado Federal, quejándose de las ‘maniobras’ de Miquelarena por tratar de ‘arrebatarle’ clientes ligados al mismo caso de drogas, precisaron.
Las sospechas recaen sobre Miquelarena porque cuando se produjeron esas escuchas, era auxiliar en la Fiscalía Federal de primera instancia y, por lo tanto, un funcionario público que no debía incurrir en esas conductas, ahora consideradas delictivas por el juez.
Según voceros judiciales, ayer sobre media mañana, Miquelarena escuchó cada uno de los hechos y las evidencias que, a priori, lo complican. Y hoy tendrá la posibilidad de dar su versión.
Según su abogado, Miguel Dávila Safe, su cliente hablará. ‘Va a declarar, no tiene nada que ocultar sobre los hechos que le atribuyen. Dará las explicaciones en cada caso’, dijo el defensor.
Luego de escuchar la versión del sospechoso, el juez deberá resolver si le concede o no la excarcelación. En principio, le atribuyen delitos que, a pesar de eventuales agravantes, permiten la libertad del imputado, siempre que las autoridades judiciales consideren que no se dará a la fuga o entorpecerá la investigación.
Miquelarena entró a la Fiscalía cuando aún era estudiante y se recibió siendo empleado judicial, dijeron. Es más, entre sus excompañeros era considerado un profesional ‘muy capaz’.

